24.1.25

Historietas de Sócrates y Mochuelo / 23

 


Habrá personas que tengan una destilación alta y embriaguen a quienes los tratan. Conoceremos a alguno. De nosotros se podría decir que somos uno de ellos. No se tendrá tal vez conciencia de esa circunstancia o la manejaremos con voluntad y sepamos qué grado de etilidad daremos si se nos escucha más de lo debido. La templanza del sobrio Mochuelo elude trincar el vaso que la jarana de Sócrates le ofrece. El problema será la facundia ajena, el palique, la labia, esa incontinencia que hasta podrá fijarse en añadas y que parece provenir de un alambique loco. Cabe precaverse, pedir asilo en el silencio, no exponerse en demasía a su verborrea, aunque sea honda y la pronuncie un sabio. 

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