A lo que la razón no da registro le llamamos misterio. Algunos, una vez expurgados, siguen conteniendo una parte a la que no podemos acceder. Incluso, franqueada esa parte, en la creencia de que hemos resuelto su arcano, permanece la sospecha de que algo se nos ha resistido y continúa oculto. A veces sucede que es uno mismo el misterio: lo portamos sin noticia de su peso, hacemos que trasiegue con nosotros sin atender sus requerimientos, que podrán ignorarse a tiempo completo. Esa metafísica doméstica no precisa mayor elucidación: la caja está vacía porque es esa orfandad de objetos la que demanda el rigor de nuestra sensibilidad o de nuestra voluntad de perseverar en la búsqueda. Uno mismo es una caja de la que no sabemos nada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un bostezo de Dios
Un agujero negro vendría como un corazón roto. Uno no maneja la nomenclatura, pero arrima el sesgo poético. Porque en las metáforas está to...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Hay cosas que están lejos y a las que uno renuncia. Tengo amigos que veré muy pocas veces o ninguna. Tengo paisajes en la memoria que no v...
No hay comentarios:
Publicar un comentario