Creo no haber visto nunca una película tan irremisiblemente abocada al relleno de las estanterías de los videoclubs. Su vistosa cartelería podría suscitar que el cliente recale en la caja del DVD y lo alquile. Podría reunir a una pandilla de adolescentes, bien atiborrados de patatas de bolsa, refrescos y frutos secos, que se divertirían a lo grande con esta historia de fantasmas de granja que regresan al mundo de los vivos para clamar venganza. Suele pasar. Lo más llamativo es que Sam Raimi, director valiente y, a lo visto, productor de films de terror ya bien lanzado, haya visto algo bueno en este pastiche infumable, que no da miedo y que se pierde con descaro y falta de pudor en cientos, he dicho bien, de películas con similares ingredientes. Nombremos: casa hechizada, familia con problemas y sótanos abonados de sustos. Como está a punto de arrancar su periplo comercial en dvd, tome note el lector exigente y no caiga en el error que yo he cometido. Dedique su espléndido tiempo a volver a leer a los clásicos o comience esa novela que está sin desprecintar todavía o déjese contaminar por la belleza pura e inmarcesible de M, el vampiro de Dusseldorf. ¿ Que como me viene este título ? Por necesidad, por pura necesidad. En todo caso, el abanico de posibilidades es enorme. La vida es una delicia cuando uno encuentra esos pequeños placeres que nos engolosinan el ocio y producen esas cosquillas en la boca del estómago. Lo más parecido al amor.
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1 comentario:
Semejante moñón me comí el domingo. Menos mal que me la bajé y fue rápido y sin dolor.
Y que Raimi produzca estas cosas... Empiezo estar del terror oriental hasta los mismísimos palillos.
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