15.6.07

Anotación

Tengo en mi habitación un cristo al que desclavo y bajo todas las mañanas. Le veo por los pasillos, llegar a la cocina, abrir morosamente la nevera, prepararme el café, unas galletas. Meditamos más tarde los dos que a mí no hay quien me desclave y me haga posible el cielo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con sumo agrado, leo la clasificación de cinéfilos que realiza y así, a voz de ¡pronto!, me asaltan algunas dudas razonables.
Verá...
Yo me emociono con los westerns artesanos de William A. Wellman.
Siempre me callo cuando considero que hay cerca un cinéfilo que sabe más que yo. Aun así, nunca dejo de exponer y de argumentar mis humildes puntos de vista.
Me encapullo en la mesa camilla y rasco el mando a distancia hasta que, sin querer, consigo aprenderme todos los extras que acompañan a los DVD's de los clásicos. Luego, me dedico a contratar esa información. Me encanta.
Mi destreza cinéfila es, además, un mero acto reflejo.
Soy capaz de unir, en una sola frase, la mala leche de Buñuel y la bondad de Capra sin que me chirríe el mestizaje.
Me suelo encabronar con la chiquillería cuando tengo la infeliz ocurrencia de asistir a una película golosa para el público infante.
Compro todas las ediciones deluxe de mis cineastas favoritos.
Veo todo lo que me echan, da igual que sea cine pakistaní (hecho en Loliwood, creo) que la última fantochada de Steven Seagal (que tiene un buen trasero). Lo hago porque ésa es la única manera de aprender a discernir y hacer renacer el espíritu crítico.
Lo hago porque cualquiera es capaz de ver una buena película y sólo los cinéfilos nos tragamos auténticos bodrios.
Me gasto los cuartos en vicios cinéfilos, evidentemente, porque nunca he tomado bebidas alcohólicas.
Me gusta la voz de Bogar, tan espantosamente arrastrada, y la de Al Pacino, de inflexiones, en efecto, tan marcadas.
No suspiro por que alguien publique mis escritos de cine. Soy crítico de un diario de tirada provincial y tengo una sección semanal en un suplmento cultural, lo que sacia -de momento- mi ego.
Considero que el noventa por ciento de las críticas que se publican en la red no me aportan nada. El resto, no las entiendo.
No aprendí francés para leer sin pérdida el Cahiers du Cinema, pero admito que saber leer en este idioma me ahorra tiempo.
Siempre pienso que puedo encontrar un pasaje majestuoso, un fotograma imprescindible oculto en la medianía del resto del metraje. Me ocurre lo mismo con las frases.
Soy anárquica y me gusta cuestionar las opiniones de los sumos sacerdotes de la crítica profesional. Llámalo rebeldía.
Prefiero un beso de amor verdadero a las orillas del Sena, siempre que vaya acompañado de una buena conversación sobre la Nouvelle Vague.
Ah, y suspiro por que me lea alguien como usted.... y, sobre todo, por gustarle.

¿Qué tipo de cinéfila soy?

Encantada de conocerle.
BRUJI.

Anónimo dijo...

Con sumo agrado, leo la clasificación de cinéfilos que realiza y así, a voz de ¡pronto!, me asaltan algunas dudas razonables.
Verá...
Yo me emociono con los westerns artesanos de William A. Wellman.
Siempre me callo cuando considero que hay cerca un cinéfilo que sabe más que yo. Aun así, nunca dejo de exponer y de argumentar mis humildes puntos de vista.
Me encapullo en la mesa camilla y rasco el mando a distancia hasta que, sin querer, consigo aprenderme todos los extras que acompañan a los DVD's de los clásicos. Luego, me dedico a contratar esa información. Me encanta.
Mi destreza cinéfila es, además, un mero acto reflejo.
Soy capaz de unir, en una sola frase, la mala leche de Buñuel y la bondad de Capra sin que me chirríe el mestizaje.
Me suelo encabronar con la chiquillería cuando tengo la infeliz ocurrencia de asistir a una película golosa para el público infante.
Compro todas las ediciones deluxe de mis cineastas favoritos.
Veo todo lo que me echan, da igual que sea cine pakistaní (hecho en Loliwood, creo) que la última fantochada de Steven Seagal (que tiene un buen trasero). Lo hago porque ésa es la única manera de aprender a discernir y hacer renacer el espíritu crítico.
Lo hago porque cualquiera es capaz de ver una buena película y sólo los cinéfilos nos tragamos auténticos bodrios.
Me gasto los cuartos en vicios cinéfilos, evidentemente, porque nunca he tomado bebidas alcohólicas.
Me gusta la voz de Bogar, tan espantosamente arrastrada, y la de Al Pacino, de inflexiones, en efecto, tan marcadas.
No suspiro por que alguien publique mis escritos de cine. Soy crítico de un diario de tirada provincial y tengo una sección semanal en un suplmento cultural, lo que sacia -de momento- mi ego.
Considero que el noventa por ciento de las críticas que se publican en la red no me aportan nada. El resto, no las entiendo.
No aprendí francés para leer sin pérdida el Cahiers du Cinema, pero admito que saber leer en este idioma me ahorra tiempo.
Siempre pienso que puedo encontrar un pasaje majestuoso, un fotograma imprescindible oculto en la medianía del resto del metraje. Me ocurre lo mismo con las frases.
Soy anárquica y me gusta cuestionar las opiniones de los sumos sacerdotes de la crítica profesional. Llámalo rebeldía.
Prefiero un beso de amor verdadero a las orillas del Sena, siempre que vaya acompañado de una buena conversación sobre la Nouvelle Vague.
Ah, y suspiro por que me lea alguien como usted.... y, sobre todo, por gustarle.

¿Qué tipo de cinéfila soy?

Encantada de conocerle.
BRUJI.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Es usted una cinéfila estupenda. En su página aliño mi conclusión con otras especias.

La gris línea recta

  Igual que hay únicamente paisajes de los que advertimos su belleza en una película o ciudades que nos hechizan cuando nos las cuentan otro...