15.2.07

SYRIANA : Cuentos del oro negro






Syriana es un meritorio puzzle cuyo ensamblaje rige los destinos del mundo o, dicho de otra manera, Syriana es un compendio práctico de geopolítica finisecular, un mirada inteligente a los poderes en la sombra.

Ya no es Dante ni es ese amor que él ponía como motor del mundo. “El amor que mueve el sol y las estrellas”. Ni como decía el ya tristemente ido Hilario Camacho que cantaba que el peso del mundo es amor. Donde antes Dante o Camacho, cada uno con sus maneras y conforme al tiempo que les tocó vivir y morir, ahora es un príncipe árabe, quizá instruido en Cambridge, sibarita de los pecados occidentales, aunque fiero baluarte de su idiosincrasia popular.

Y el peso del mundo ( ahora ) es el petróleo y su turbamulta acelerada de alucinados que en algún reservado de lujo en un hotel de muchas estrellas rigen nuestros destinos y organizan la colocación de las fichas en el tablero.

Syriana es también un espectacular documento sobre las complejas estructuras del discurso financiero del mundo, pero no es una excelente película. Tampoco es buena. Transita una mediocridad forzada, un territorio en el limbo entre el documentalismo salvaje de un Michael Moore en vena o la ficción verosímil de John Le Carré.. La malean los leves indicios de que toda la trama está pillada por excesivas pinzas. Arrastra infranqueables obstáculos.

La coreografía de la burocracia internacional exhibe bufetes de abogados de una sagacidad sorprendente, conspiraciones dentro de los despachos del Estado, analistas financieros con influencias formidables, príncipes árabes con lámparas mágica bajo los zapatos de mil dólares y talibanes del terror, los terroristas de siempre, ignorantes y exvotos jubilosos de su causa, que suele siempre coincidir con nuestras pesadillas.Esta argamasa cualificada de gente importante construye una casa comunitaria y bajo ese techo está el lector y está quien esto escribe. Ahí amamos y lloramos, sonreímos y cantamos. El problema es que la inteligencia de Stephen Gaghan, director y guionista de este interesante ( aunque ya he dicho que fallido ) film obliga al espectador ocioso, no ducho en todas las tonalidades cromáticas de la política y de sus sótanos, a un continuo ( y cansado ) ejercicio de complicidad y la trama, alambicada, generosa en escenarios y en ideas, desactiva con demasiada frecuencia nuestra capacidad de atención, que se ve sobrepasada por una avalancha torrencial y sofisticada de pequeñas tramas que, ensambladas más tarde, procuran una gran trama o La Gran Trama, el puzzle visionario, apocalíptico, el mapa de sombras del mundo.

Syriana precisa un opúsculo para explicar los espacios en blanco en nuestro cerebro. Precisa también una dosis grande paciencia: la necesaria para soslayar esos huecos, los trozos aparentemente deslavazados, toda la urdimbre de esta paranoia global. Al solventar estas inconveniencias, la película fluye con otro ritmo, el que Gaghan le imprime: vertiginoso, agilísimo, contaminado de la adrenalina de estos tiempos de fundamentalismo religioso, relativismo moral ( por mucho que le pese al Santo Padre de Roma ) y fiebre bursátil.

Barnes, un George Clooney convicente, que engordó más de veinte kilos en un mes y se dejó crecer una angustiosa barba, abandona su gesto socarrón habitual para ser el agente de la CIA enviado al próximo Oriente para asesinar a un heredero de un emirato petrolífero que está siendo sospechosamente asesorado ,a ojos yankees, por un ambicioso analista financiero ( Matt Damon ). “La mayor adicción de los EE:UU es el petróleo extranjero barato”, dice Gaghan, autor también de un guión muy libremente basado en el libro de memorias de un agente americano en Oriente Medio, Robert Baer.El tráfico de influencias en esas altas esferas que desconocemos no imagino que da para argumentos tipo Jean Claude Van Damme: todo debe ser así, espeso, de una espesura densa y orgánica. Y es esta densidad la que lastra al film a donde debe: al dudoso sueño de las películas de ciencia ficción política, género con no abundantes títulos, pero con su legión de fieles que ven en pantalla sus reflexiones sobre las cuestiones aquí tratadas, que no son pocas ni irrelevantes, a poco que se afine el oído y prestemos toda la atención que sabemos a lo manifestado en estas dos horas y poco de trapos sucios y de oro negro.

Los personajes son piezas accidentales del argumento: no hay un esmero en crearlos cercanos sino más bien todo lo contrario: no existe empatía, se nos antojan mercenarios, gente definitivamente irrecuperable para vivir en la sociedad de todos los días.

Es de recibo elogiar su distanciamiento ideológico: su asepsia, su indiferencia casi. Lo que se nos muestra, y que únicamente al final medio entendemos, no requiere una vinculación del narrador. Los acontecimiento son “bigger than life” como dicen los críticos americanos del show business. Igual a este cronista de la actualidad cinematográfica le faltan todavía dos o tres hervores de Historia y cuatro o cinco cucharadas soperas de geopolítica internacional para pillar todas las sutilezas del guión que, francamente, apabulla, intimida, deja al espectador ( a éste que escribe en particular ) fuera de onda, desinteresado por cualquier pensamiento profundo y relevante que pueda querérsenos colar. Y no dudo que los haya. Y grandes. Yo no llego a tanto.Ni voy a hacer ningún cursillo intensivo para verla en breve o dejarla para cuando mi mente está menos agitada por la falta de tiempo libre. Que de todo hay.
Addenda: Curiosidades / Frases

1.- Syriana es el nombre para referirse a un hipotético nuevo escenario en Oriente Medio.

2.- George Clooney : "No hay ninguna intención en la película de presentar a los musulmanes como malos ". Ni como buenos tampoco.

3.- Matt Damon: " Nadie puede decir que sea proárabe o antiárabe. Ni antiamericano. (La película ) habla por sí misma. No da una respuesta". Tampoco hace las preguntas adecuadas o hace muchas y nos quedamos asfixiados por tanto signo de interrogación.

4.- Stephen Gaghan: " Para hacer la película, hablé con espías, traficantes de armas, petroleros, políticos, intermediarios, miembros de casas reales, terroristas. Un agente de la CIA me ayudaba, quería que yo le entendiera, que lo pillara bien. Era un mentiroso profesional, pero creo que me ha ayudado a capturar la esencia". Igual habló con un solo personaje y resultó ser, al tiempo, espía, petrolero, político, traficante, miembro de una casa real.....

5.- Syriana se filmó en cinco idiomas y en cuatro contienentes.6.- El reparto es numnerosísimo: más de cien personajes de los cuales casi setenta tienen diálogo

7.- Clooney, el galán de Hollywood aquí gris y eficiente como agente de la CIA-mercenario, consintió el engorde y el poblamiento salvaje de la barba, pero no afeitarse, como quería Gaghan, su cabeza. No hay exigencias del guión que puedan con el amor propio de algunos divos.

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