Vi este Quo vadis, baby ? con cierta desgana: no me entraba el título, más deudor de las comedietas de humor burdo y erotismo casposo de un Ozores que de lo que la cinta pretende, un thriller o un drama intimista, que de ambos hay. La decepción tardó en llegar, pero acudió a su cita: no puede uno albergar buenos sentimientos, dejarse llevar por las intuiciones y sospechar, entre el marasmo de cine europeo ligerísimo o pesadísimo, una película de interés que reflote mi opinión ( últimamente negativa y en grado sumo ) del cine italiano, que otrora me procurara tantos ratos buenos cuando uno en esto de ver películas con cierta asiduidad y con mucha pasión.
Quo vadis, baby ? es un híbrido extraño entre la historia detectivesca, de cuidado detallismo y guión previsible, pero sobrellevable, y la hondura con pretensiones del drama de personajes, en donde yo me dejo llevar por Cassavettes o por Ivory y no por Salvatores, que quiere dar mucho en mucho campo y queda en poco en escasos metros.Pareciera ( esa impresión tuve durante el último medio tramo del film ) que el director ha tirado de algún solucionario de problemas y ha atajado por el camino más corto, que suele coincidir con el peor y con el más evidente. Se salva el arranque, que está trenzado con hebras más personales y donde se plasman las preocupaciones más terrenales de un director excesivamente conmovido por los telefilms, escuela válida para cierto cine de exigencias menudas y de recorridos cortos.
El título no merecerá el repudio absoluto porque (insisto) tiene maneras de otro cine, que ya querríamos, pero que no vemos. El argumento podría haberse estirado hasta redondear un noir puro y obviar toda intención dramática: ya sabemos que los detectives son duros y tiernos a la vez y que, como decía Rubén Blades en su Pedro Navaja inmortal, " si naciste pa' martillo del cielo te caen los clavos".Estos clavos dejan el ataúd a medio cerrar o a medio abrir, pero el cadáver no atufa en demasía: se deja querer, se preocupa por desentumecer su cuerpo devastado y hacer que el espectador (con un sano espíritu samaritano ) salga del cine confiado en que la próxima vez ( la habrá ) no dará oportunidades a títulos tan nefastos.
Oscura, pero también primitivamente evidente, combina brillantez y mediocridad a partes iguales.
Quo vadis, baby ? es un híbrido extraño entre la historia detectivesca, de cuidado detallismo y guión previsible, pero sobrellevable, y la hondura con pretensiones del drama de personajes, en donde yo me dejo llevar por Cassavettes o por Ivory y no por Salvatores, que quiere dar mucho en mucho campo y queda en poco en escasos metros.Pareciera ( esa impresión tuve durante el último medio tramo del film ) que el director ha tirado de algún solucionario de problemas y ha atajado por el camino más corto, que suele coincidir con el peor y con el más evidente. Se salva el arranque, que está trenzado con hebras más personales y donde se plasman las preocupaciones más terrenales de un director excesivamente conmovido por los telefilms, escuela válida para cierto cine de exigencias menudas y de recorridos cortos.
El título no merecerá el repudio absoluto porque (insisto) tiene maneras de otro cine, que ya querríamos, pero que no vemos. El argumento podría haberse estirado hasta redondear un noir puro y obviar toda intención dramática: ya sabemos que los detectives son duros y tiernos a la vez y que, como decía Rubén Blades en su Pedro Navaja inmortal, " si naciste pa' martillo del cielo te caen los clavos".Estos clavos dejan el ataúd a medio cerrar o a medio abrir, pero el cadáver no atufa en demasía: se deja querer, se preocupa por desentumecer su cuerpo devastado y hacer que el espectador (con un sano espíritu samaritano ) salga del cine confiado en que la próxima vez ( la habrá ) no dará oportunidades a títulos tan nefastos.
Oscura, pero también primitivamente evidente, combina brillantez y mediocridad a partes iguales.
Angela Baraldi, que encarna a la detective desastrada, melancólica y aturdida por las circunstancias, confiere al film un tono de más contundencia, pero ahí queda la voluntariedad actoral, que no pasa de aceptable. ¿ Por qué espera siempre uno tanto ?
Hay mucho cine para ver: esta noche, sin ir más lejos, tiro a ver Babel, que todo el mundo tiene opinión de la cinta y yo, a dos velas, no puedo entrar en las conversaciones de café con los amigos.
Hay mucho cine para ver: esta noche, sin ir más lejos, tiro a ver Babel, que todo el mundo tiene opinión de la cinta y yo, a dos velas, no puedo entrar en las conversaciones de café con los amigos.
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