Lleva toda la vida el bueno de Antonio Gasset con su estupendo Días de cine para que ahora hagan una película con ese título y, encima, sea mala con avaricia. No tiene nada que merezca considerarse bueno: se deja llevar por el cine casposo, sencillo hasta lo naïf y bruto como una patada en las partes nobles que nos ha venido acompañando durante mucho tiempo, y que todavía ( de vez en cuando ) aflora.
Días de cine es mala, ya se ha dicho: pésima sin bondades que aminoren el dictamen. Estremece de tan terrible: será que se gustaron en películas anteriores ( Días de fútbol, El otro lado de la cama y compañía ) y aquí quisieron rizar el rizo, en fin, discutir sobre la cuadratura del tomate y el aliento de las estatuas.
Así que esto se va a convertir, más que en una crítica, en una reseña de un espectador contento o furioso, en un aviso: no vayan, no pierdan el tiempo en el cine con una burda historia como ésta.
Saquen a sus hijos de paseo por los parques. Queden con los amigos y divaguen sobre la bondad de la política de Bush. Establezcan un sólido pacto con su sentido común para no volver a dejarse llevar por la publicidad y perpetrar desatino semejante.
Y si es de cine de lo que tienen ganas, si verdaderamente es eso, yo tengo un racimo sabroso de carnosos uvas hechas fotogramas. Ahora se me ocurre Apocalypto, que no sé si todavía resiste en cartelera. O Lolita de Kubrick, con esa nínfula de carnes ambiguas y muchas ganas de dejarse pervertir por un catedrático de Literaturas Germánicas. Digo yo.
Días de cine es mala, ya se ha dicho: pésima sin bondades que aminoren el dictamen. Estremece de tan terrible: será que se gustaron en películas anteriores ( Días de fútbol, El otro lado de la cama y compañía ) y aquí quisieron rizar el rizo, en fin, discutir sobre la cuadratura del tomate y el aliento de las estatuas.
Así que esto se va a convertir, más que en una crítica, en una reseña de un espectador contento o furioso, en un aviso: no vayan, no pierdan el tiempo en el cine con una burda historia como ésta.
Saquen a sus hijos de paseo por los parques. Queden con los amigos y divaguen sobre la bondad de la política de Bush. Establezcan un sólido pacto con su sentido común para no volver a dejarse llevar por la publicidad y perpetrar desatino semejante.
Y si es de cine de lo que tienen ganas, si verdaderamente es eso, yo tengo un racimo sabroso de carnosos uvas hechas fotogramas. Ahora se me ocurre Apocalypto, que no sé si todavía resiste en cartelera. O Lolita de Kubrick, con esa nínfula de carnes ambiguas y muchas ganas de dejarse pervertir por un catedrático de Literaturas Germánicas. Digo yo.
1 comentario:
Muy cañera la crítica, pero estoy de acuerdo
un tostón de peli, vaya que sí
ni fernando tejero, que me gusta mucho, entra por el ojo
un desastre
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