Inland empire es un bluff, una mosca sideral en un cenicero de espuma, un precioso pez psicodélico ahogado en un zumo de anfetaminas, un adjetivo superlativo en un texto sin desenlace posible, una canción de Philip Glass ( de las más espesas e inasequibles ) en una taberna reventona de jubilados. Inland empire es David Lynch en estado puro. Hace poco escribí aquí un texto pequeñito sobre las cosas del amigo Lynch cuando se ve ufano de su creatividad y se atreve a recorrer, desnudo, a pelo, los arcanos del arte.
Ignoro, a esta altura, si el periplo ha sido satisfactorio. En mi caso, pensando exclusivamente en mi regocijo como espectador, no ha sido ningún viaje recomendable. Y eso que este buen hombre me ha hecho pasar ratos gratos, júbilos de mucha altura con algunas de sus películas. También aquí hay un comentario ( necesariamente breve ) a su Blue velvet, pero este Inland empire es otra cosa: algo de una masticación más lenta y de un desconcierto más sistemático porque cuando Lynch se decide a desconcertarnos no hay ninguna duda de que va a conseguirlo. Noqueados, no llegamos a elucidar razones que sólo su razón comprende.
No tengo ganas de desbaratar la curiosidad ajena así que no voy a destripar el argumento. Tampoco tengo la certeza de que pudiera. No sé en qué estado de trance narrativo hay que estar para acertar con los verbos adecuados, con los adjetivos justos que expliciten una síntesis, una sinopsis o como quieren ustedes decir.
Su generoso metraje da para querer marcharse o querer que dure una hora más, según el ánimo. Quedamos entonces en que esta película es un reto a nuestra paciencia o un regalo para nuestro morbo/masoquismo. He leído comentarios en la red que dan completa información ( sesuda, pensada, exquisitamente escriturada ) sobre el film y otros que, afortunadamente, se alían con mi desencanto o con mi perplejidad.
Inland empire ( ya voy terminando ) igual merece revisionado. Como algunas películas de Dreyer o del más robusto y personal Cronenberg. Importa escasamente que salga Laura Dern ( que son treinta mujeres en una o no es ninguna mujer y todo es un retorcimiento poético de nuestra mente alucinada ) o mi muy querido ( salvo en Eragon y algún otro viaje al cine edulcorado de los alumnos de primaria ) Jeremy Irons.
Lo que tengo muy claro es el tremendo juego que da Lynch al bloguero aburrido ( hoy con ojeras por el tremendismo horario de los Óscars ) o al cinéfilo responsable que quiere, a pesar de las inconveniencias, dar siempre y en todo lugar un mensaje claro, nítido, decodificable.
Yo me abstengo: me arrobo la legitimidad de no pronunciarme. Que opinen otros. O esto es una opinión: la única, tal vez. Todo lo demás es un ejercicio funambulista de pecados no limpiados, de mujeres al borde de un ataque de Lynch, más bien.
Prometo que la veré en breve con una mentalidad menos contaminada. Si es posible. Y escribiré ( como Dios o Billy Wilder mandan ) otra entrada en mi página, otra reseña en esta cada día más completa página de cine en la red.
A beneficio de inventario cinéfilo.
No tengo ganas de desbaratar la curiosidad ajena así que no voy a destripar el argumento. Tampoco tengo la certeza de que pudiera. No sé en qué estado de trance narrativo hay que estar para acertar con los verbos adecuados, con los adjetivos justos que expliciten una síntesis, una sinopsis o como quieren ustedes decir.
Su generoso metraje da para querer marcharse o querer que dure una hora más, según el ánimo. Quedamos entonces en que esta película es un reto a nuestra paciencia o un regalo para nuestro morbo/masoquismo. He leído comentarios en la red que dan completa información ( sesuda, pensada, exquisitamente escriturada ) sobre el film y otros que, afortunadamente, se alían con mi desencanto o con mi perplejidad.
Inland empire ( ya voy terminando ) igual merece revisionado. Como algunas películas de Dreyer o del más robusto y personal Cronenberg. Importa escasamente que salga Laura Dern ( que son treinta mujeres en una o no es ninguna mujer y todo es un retorcimiento poético de nuestra mente alucinada ) o mi muy querido ( salvo en Eragon y algún otro viaje al cine edulcorado de los alumnos de primaria ) Jeremy Irons.
Lo que tengo muy claro es el tremendo juego que da Lynch al bloguero aburrido ( hoy con ojeras por el tremendismo horario de los Óscars ) o al cinéfilo responsable que quiere, a pesar de las inconveniencias, dar siempre y en todo lugar un mensaje claro, nítido, decodificable.
Yo me abstengo: me arrobo la legitimidad de no pronunciarme. Que opinen otros. O esto es una opinión: la única, tal vez. Todo lo demás es un ejercicio funambulista de pecados no limpiados, de mujeres al borde de un ataque de Lynch, más bien.
Prometo que la veré en breve con una mentalidad menos contaminada. Si es posible. Y escribiré ( como Dios o Billy Wilder mandan ) otra entrada en mi página, otra reseña en esta cada día más completa página de cine en la red.
A beneficio de inventario cinéfilo.
10 comentarios:
Tu prosa es tan absolutamente magnífica que me cuesta defender a Lynch, pero lo haré. Para mi la película es algo, entre un límite de loque quiero que sea y de lo que a lo mejor él quería que fuera. Mi único pero es que no es Mulholland Drive.
Para mi es como la muerte del cine convencional.
Por cierto, pbore Philip Glass
De verdad un artículo absolutamente genial. De lo mejor que he leído.
Aunque me gusta que en él repose la sensación de que hasta el Lynch más discutible tiene algo de genial.
¿Tomadura de pelo a lo Lynch? Yo aún no la he visto. Entre tanta película nominada al Oscar, y tanto estreno interesante, ha quedado en la lista de espera.
Será curioso comprobar a ver que tal es este nuevo "desafio Lynch".
Un saludo !
Lynch hace lo que quiere. Van Morrison, en música, también es independiente y moja en todos los palos, como dicen los flamencos. Lynch tiene un universo tan personal, tan alejado de todos las convenciones narrativas, plásticas o morales. Inland empire merece otra revisión. La vi como Dios manda, pero hay algo que me perturba, que me incita a verla otra vez. Eso rara vez pasa. Y además promete posts continuados, pros, contras, prosts... ( ?)
Pues yo de Lynch me quedo Terciopelo azul y pare usted de contar. Twin peaks me gustó algo, pero la veo demasiado extraña para ser televisión, pero igual nadie está de acuerdo con este aficionado al cine porque no entiende lo suficiente y habla de lo que no sabe mucho
Pedro Guzmán Ejea
Buen post. El primer visionado de ciertas pelis de Lynch da sobre todo para desconcertarse. Pero, personalmente siempe me quedo con ganas de un segundo visionado. Y eso no me pasa con las pelis que sólo me desconciertan.
A mí me desconcertó muchísimo Cabeza borradora: era un Lynch todavía casi amateur, pero se le veía venir. Tenía yo también otra edad. Ésta de ahora no es que sea tampoco nada del otro mundo. Viva el desconcierto aprovechado.
Os equivocáis todos. David Lynch soy yo. Y no estoy loco ni estoy borracho. Es que soy así. jajajajaja.
David Lynch.
David Lynch nos ha vendido una moto y se está descojonando de risa por ello. Lo peor es que a quienes nos gusta, probamos la moto una y otra vez.
Juega con el absurdo y nos toma el pelo. Me quedo con "Una historia verdadera" y tan ancha.
Lo más facil que hay en esta vida (con mejor o peor prosa) es criticar a Lynch. Para mí es mayor tomadura de pelo lo que nos han querido hacer creer los medios de que "El Orfanato" es una obra maestra o algo así.
Hay poco autores que que se meen en las reglas y hagan lo que sienten. Estoy completamente seguro de que Lynch se cree hasta el último minuto de sus películas, y hace bien, porque creo que es un genio en vida. No creo que sea el único ni mucho menos, ni el último, pero sí un genio. Nadie que quiera venderte una moto puede ser capaz de hacer una película de tres horas y conseguir que una parte del público, se emocione, se ría, pase miedo, y muchas otras sensaciones que a mí me ha provocado ver Inland Empire. Sí es cierto que es una obra para degustar escena a escena, uno no puede querer descifrar esta película totalmente, y menos con un solo visionado. Creo que más que tomadura de pelo, hay mucho cinéfilo poco dado a poner nada de su parte cuando ve una peícula. Personalmente recomiendo un segundo visionado a aquellos que sean de mente abierta y estén dispuestos a sentir algo más que "penita", "susto" o "risa" al ver una película.
Buen blog, por cierto.
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