18.12.22

El día de los grandes héroes


      Fotografía: GETTY / AP


A falta de héroes mitológicos, nos conformamos con deportistas que brillan en el desempeño de su oficio. Se ha venido abajo la mística, pero continúa el afán por no dejarla despeñarse del todo, por no vivir sin nada a lo que asirse, aunque sea débil su apresto y, contemplada con severa objetividad, ninguno de estos nuevos adalides de la divinidad pueda competir con el glorioso pasado, el que hizo que la civilización avanzara y la cultura sentara su mapa de afectos y de devociones. Lo de ahora es un simulacro rentable. Uno tiene también sus debilidades y ve en el fútbol una especie de aventura romántica en la que, más que hacer brillar un estandarte o unos colores, importa la rendición de una pequeña epopeya, no como las de antes, la de los libros ilustrados o los versos homéricos, pero pujante, sujeta a un canon, muy baladí, en el fondo, pero apasionante. Están menospreciados los vicios menores. Parece que estamos destinados a cosas grandes y que únicamente nos conmocione la música de cámara o la literatura de los grandes escritores, pero hay vida en la periferia del arte o de la inteligencia, y el deporte rey (eso le dicen) tiene su parnaso fiable y sus estampas imborrables. Luego jugarán dos selecciones un duelo universal. El cosmos entero ocupará su atención en la destreza atlética de no más de treinta hombres desplieguen sobre la cancha (me encanta esa palabra, muy argentina, por cierto) sus habilidades y sus devociones. Hay países donde el fútbol es religión, todo es hoy una cosa metafísica. Al final, cuando los elegidos levanten la copa y los perdedores lloren el fracaso, la vida continuará. Habrá quien no olvide en la vida el momento en que su ídolo metió el gol que aupó a su selección a lo más alto, pero de qué altura hablamos. En todo caso, habrá que sentarse y ver esa batalla comprada, patrocinada por alguna marca de cerveza, rendida en super alta definición. No será la Odisea, eso se sabe de antemano. Ni siquiera ellos, Messi o Mbappé, sabrán cuál es su papel en esta trama, qué otras gestas hubo en la que alguien ocupó el lugar que ahora ellos detentan. Igual tampoco hace falta y lo de que de verdad importa sea la acción, no su elogio, ni su recuerdo. 

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