3.3.25

Un bostezo de Dios


 Un agujero negro vendría como un corazón roto. Uno no maneja la nomenclatura, pero arrima el sesgo poético. Porque en las metáforas está todo y ellas saben explicar lo que ni la ciencia puede. Leo que M87, así lo han bautizado, "alberga un monstruo que concentra la masa de unos siete mil millones de soles". Después de esa revelación, se anonadan las meninges, todo lo que se ha aprendido acerca de la naturaleza de las cosas se desmenuza, adquiere la consistencia de un sueño, se convierte en uno de ellos. El universo es lo contrario a la vigilia. Un agujero negro es un espejo y también una lupa, eso dicen los que están autorizados a decir. Los invitados a leer solo podemos asentir o disentir. Una y otra cosa dependen de la cantidad de credulidad de la que uno dispone. Es de la fe el mapa celeste. Es luz lo que veríamos, parece. Una cantidad inasumible de luz. El anillo que se ve se llama Gargantúa. Si nos dejan varados en él podríamos ver nuestra nuca, eso dicen. Lo que se suspende es la credulidad. Está el ánimo más por no aceptar esa ingente y confusa (la astrofísica nunca visitó mi biblioteca) información que por engolosinarme ante sus proclamas, que son metafísica pura, por otro lado. Así que esta mañana (feriada fue) me empeñé en ponerme al día, leí unas cuantas cosas, puse empeño en enterarme, de verdad. De esas pesquisas siderales no saqué nada en claro. En todo caso, vi poesía, vi hexámetros, endecasílabos, masas arborescentes  de palabras que se entrelazaban y creaban un núcleo duro o un hilo delicadísimo de algo parecido a la majestuosidad. Como una especie de catedral etérea. Como un salmo infinito. Como un bostezo de Dios. Qué sabré yo. 

No hay comentarios:

Un bostezo de Dios

 Un agujero negro vendría como un corazón roto. Uno no maneja la nomenclatura, pero arrima el sesgo poético. Porque en las metáforas está to...