Los titiriteros acuden al rescate de ZP. Han montado un tinglado mediático de querencia fonética llamado PAZ, Plataforma de Apoyo a Zapatero. Es motivo de chanza en los medios afínes a quienes no comparten su alegría socialista y es modelo de orgullo cultural para quienes entienden que los cómicos siempre han sentido debilidad por la izquierda, caso de que algún resto de ideología pura se aloje todavía en los políticos que nos administran. Eso de llamarlos titiriteros explica más de lo que oculta: evidencia un ancestral odio por la farándula, que salvo las normales excepciones, se ha dejado llevar por la sensibilidad y cierto sentido de la responsabilidad artística. Desde el bufón que hacía reir al rey al cantautor que, alejado de palacio, rimaba las miserias de sus inquilinos. Apoyar a un candidato u a otro no deja de ser un acto de absoluta normalidad democrática. La puya mediática, agitada desde según qué medios, únicamente abastece de crispación a la sociedad. No es una historia nueva. Sucede siempre. Sucede en todos lados.
En los Estados Unidos se ve a Robert de Niro acompañar a Barack Obama en estrados y mítines. Fleetwood Mac dio su apoyo incondicional a Bill Clinton en su primera campaña presidencial y una de sus canciones emblemáticas (Don't stop) se convirtió en himno. Barbra Streisand apoya a la señora Clinton en éstas. Aquí fue Norma Duval la que se lanzó a elogiar a Aznar en su primera refriega pública con González. No era titiritera: era una vedette. Qué más da. Gente de poco fiar.
2 comentarios:
La Duval más que de poco fiar es de poco arrejuntar. Sigo pensando, y mis cercanos pueden dar fe de ello, que en el pasado fue un hombre (caminero seguramente) poco conformo con los atributos que le concedió la naturaleza.
La "plataforma de apoyo a ZP" (estúpido nombre que buscar nada disimuladamente la iniciar que sirva a la sigla) está formada por gente de poco fiar, es cierto. Cualquier que exhibe su tendencia política de un modo tan ridículo no puede ser de fiar. Es el talante. Por su parte, la derecha propone contratos a los inmigrantes para asegurarse de que aportarán riqueza a su nuevo país (pocos se va, es un hecho). Entre los dos podrían organizar un bonito sainete para amenizar la presumiblemente aburrida campaña electoral. Al menos, en el país del tío Sam tienen un motivo para ser optimistas: Bush no seguirá. Bendita sea la normativa de los dos mandatos.
Qué miedo da cuando los artistas se meten en política. Bueno, es que no todos estos son artistas, y el resultado podría ser peor...
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