11.2.08

Defender la alegría del zapping




Contra pronóstico, la hornada de artistas en apoyo a ZP en esta precampaña ha sido tomada a chacota por quienes no la tienen. Hubiese dado lo mismo que en esa adhesión política tomara parte John Lennon removido de su silencio para aupar al gobierno en su cruzada liberal. Hacer arte para llegar a fin de mes, como dice Rajoy en una algarada de masas: he aquí el populismo más montaraz, el que suena a chascarrillo de plaza de abastos, pero cada gesto de los políticos lleva detrás un profundo análisis de mercado y está visto que en ocasiones tira de voto más una frase que un programa. Eso lo saben todos. De uno y otro confín. Tampoco está desafecto de populismo eso de defender la alegría, que ZP vocingla como si recitara un poema de Mario Benedetti. Hasta su página web contiene el logotipo, el politono descargable y el salvapantallas de la idea.
Esto de la política se frivoliza a velocidad de espanto: Sánchez Dragó advierte que la España de masas se ha convertido en una de chusmas. Añade que el pueblo español es lo más parecido a la plebe, ese término de los manuales de Historia de COU. Soltaba esta turbamulta de sentencias históricas escoltado por un whisky en La Noria, una cosa de Tele 5 que mezcla el índice de precios al consumo, los pecados de los obispos y los relatos de cama de los famosos. Es harto curioso que TVE, la de toda la vida, anuncie en su parrilla un concurso de título Mueve tu mente. Tal vez no la movemos en demasía y así va la cosa como parece ser que va. Pero la televisión opera en otra dimensión de la realidad. Su afecto por gobernar el criterio de quienes la encienden está por encima de discursos políticos y hasta del sentido común. La parece cada vez más escasa diferencia en pretensión de votos que los barómetros de opinión sueltan en los medios se dirimirá en la caja tonta: frases sueltas, gestos al aire, torcimientos de la mirada o sonrisas cómplices inclinarán el voto. Los que gestionan las campañas son genios en lo suyo. A diez días del arranque de la campaña en sí parece que estemos acabándola.
Obama arrasa en Maine y Rajoy enciende al pueblo de Don Benito. No cambia el tono mesiánico de todo político: únicamente varía el formato, la toma de la cámara y la película de cómo hemos llegado a todo esto, que decía mi amigo K. cuando en un telediario y se le atragantó un muslito de pollo con un comentario bárbaro de un político al que no traga. No me ha dicho cuál. Se intuye. Sánchez Dragó cobra por emitir juicios peristálticos. Los líderes del PP, a falta de artistas que lo jaleen, tienen a la Conferencia Episcopal, que jalea en maitínes y en apocalipsis mediática.
Este volunto verbal de descreído de lunes carece de rigor: se limita a contar lo que llega por el aire y a veces lo que el aire abandona antes de que pueda ser registrado. El problema es éste: que el exceso limita el tino. O dicho de otra forma no tengo madera de comentarista político. K. me advierte: quien la tiene no la usa como debe. Los políticos son profesionales de sí mismos. No esperes nada. Disfruta, en todo caso, del espectáculo a punto de venir. O ya lo tenemos. Es que está saturado el pobre y no ha superado el muslito de pollo atravesado en el cuello. Le he dicho que coma escuchando boleros. El voto lo administra el mando a distancia. Y la alegría del zapping.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Podría ser que ninguno se mereciese nuestro voto, pero siempre hay gente que se siente afín a uno o a otro.
Con todo, es verdad que es la tele la que gobierna todo.
Todo.
Quien tiene su control tiene el nuestro.
Con matices, pero es así.

Anónimo dijo...

Todos están instruídos en la misma academia; difieren en detalles; en lo grueso tenían el mismo libro de texto... En fin, el sistema que tenemos es, en todo caso, el mejor de los posibles así que no es posible ser excesivamente crítico... La tele es la que manda, claro, Cristobal, por supuesto. Zapping electoral!!!

Prontuario de inocentes (César Rodríguez de Sepúlveda y Emilio Calvo de Mora)

  El entusiasmo infantil muere al morir la inocencia. El niño permanece mientras ignora las reglas del juego. ******** El inocente ignora la...