Jesús Aguado (en Zut, la excelente revista de cultura editada en Málaga) sostiene que Marilyn Monroe "es un invento del imaginario colectivo del siglo XX". Martin Amis, entre lo fantástico y lo filosófico, no tiene pudor intelectual para (páginas después, en el mismo número) negar el paraíso. Amis acude al criterio de la exclusividad: sólo es un paraíso de verdad si es materia reservada, privada. Aguado recurre al mito: Marilyn es una representación inalcanzable, un icono al modo en que lo es el Che, del que podemos también dudar su existencia, o la lata de sopa Campbell de Warhol, que nadie ha probado jamás su existencia tangible.
La fotografía de Marilyn leyendo un libro de Joyce ( ¿Finnegan's wake?, ¿Ulysses? ) perturba lo suficiente como para abandonar el tópico de chica de calendario en taquilla de soldado salido o despampanante cover girl de taller mecánico. Sólo es posible la incertidumbre. Probablemente fue una loca idea del fotógrafo de turno. Probaron con Kant y con la poesía de Walt Whitman, pero el aspecto rústico, de libro leído y familiar, del tomo de Joyce covino más. Debió ser eso, pero luego están los poemas escritos por Norma Jean. Sí, querido lector, la diva, la diosa, la estrella inmarcesible y luego sacrificable devino poeta y compuso un puñado de versos que Rafael Inglada recoge en una colección titulada El violín de Ingres, publicada en 2.006 por el Instituto Municipal del Libro de Málaga.
Canción tristeTengo una lágrima colgandosobre mi cervezaque no termina de caer.Esta mal que me sienta morircuando contemplo lo que he vivido.Un mínimo alivioa tamaño dolorsería suficientecomo clavo ardienteal que agarrarme.Es estupendo estar viva.Me dicen, sí,que soy afortunada por estar viva.¡pero es tan difícil sentirlocuando todo me hace daño!
Tampoco existe Bécquer. Ni Jimi Hendrix. Ni Elvis Presley. Todos han precipitado su biografía al ampuloso inventario de los héroes muertos y olvidados, de los nombres fracturados en el diario íntimo de nuestras devociones. Y este poema de Marilyn Monroe la devuelve milagrosamente a la vida y ya no es pin up de un taquilla de soldado salido ni póster grasiento del vestuario de un taller mecánico. Abran paso a la literatura de los que no escriben.
4 comentarios:
Un documento sorprendente. No tenia ni idea. Ahora resulta que la niña tonta no era tonta, y pensaba. VAya.
Hola de nuevo, Emilio. Me gusta la nueva cara de tu blog, despejada y atractiva.
Respecto a Marilyn, a mi juicio su imagen es una de las más debatidas por los cinéfagos fetichistas, y será porque el mito industrial fue bien creado por Hollywood para iluminar los deseos del ciudadano medio norteamericano. Aún así, esa imagen trasciende, por razones no demostrables, las épocas y se sitúa en el espacio de la inmortalidad mediática propia de las estrellas.
Quizá las dos caras que siempre se han defendido de esta simpática rubia, hija de su tiempo, son:
1. Un explosivo y curvilíneo objeto del deseo masculino (y femenino). Véase el arquetipo que plantea "La tentación vive arriba". A esta imagen se le contrapuso una América puritana y enfrascada en un feminismo hoy trasnochado. Así, Marilyn fue denostada bajo el otro prototipo social que es la "rubia tonta".
2. Una mujer que intentaba ser fuerte y darse a valer intelectualmente en una industria que sólo veía en ella un cuerpo. De esta imagen surge tu artículo, Emilio. Se casa con un genio literario, intenta estudiar, escribe poemas...
Ambos arquetipos son igualmente volátiles y generados por un mercado que empezaba a saber que los chismes no deben ser necesariamente verdaderos para ser eficaces de cada a la taquilla. Hoy esa máxima se ve con nitidez en el formato televisivo de los reality shows.
Espero entrar más a menudo.
Saludos. OjO de buey
Ella leía sin parar. Confesó a sus íntimos lo mucho que le costaba arrancar determinados libros (¿probablemente uno de ellos fuera el Finnegan's Wake?), pero no se rendía. Lo terminaba y comenzaba con otro. Quería aprender para no sentirse pequeña. No era estúpida, desde luego, y siempre fue consciente de que no sería su cerebro sino su cuerpo lo que le hacía notar su presencia. Daba igual que enfrente se hallase un intelectual o un baboseante fan: en su presencia nadie se sentía estimulado por otra cosa que no fuera imaginar la dulzura de sus labios. A veces era bruta, basta. Chica de barrio sin padres que creció asilvestrada, siempre perseguida por los hombres. Pero pocos supieron verla a ella. La sensibilidad del poema que incluyes, Emilio, es extrema. Infinitamente triste y precioso. Su belleza física sólo era una antesala. Ella fue mucho más hermosa de lo que las fotos muestran.
Cuídeseme.
Marilyn era totalmente femenina y coqueta, no se porque confunden eso con ser tonta. Una puede ser bella he intelectual. Somos pocas pero existimos.
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