21.1.08

This is England: Fuckin' eighties




A pesar de lo que la publicidad, mal informada, cuenta, This is England no trata sobre el origen del movimiento skinhead en Inglaterra. Ni siquiera se recrea en exceso en iluminar nuestra ignorancia con paisajes urbanos quemados por el paro, el racismo, la droga y el tedio infinito de no saber nunca qué hacer. Tampoco informa sobre la forma en que la juventud pierde la inocencia y hocica su malestar en la permeable, cálida y fraternal pertenencia a un grupo. Lo que hace This is England es ofrecer un retrato áspero y sincero, emotivo y realista del afecto o del amor o de la amistad. Y lo hace con el envoltorio fiable de los skinhead y sus cabezas al cero, sus botas altas y su nacionalismo ignorante, aprendido a pie de birra, sin actas de fundación ni comités burocráticos que lo estabulen. Gente de escasa imbricación emocional, pero que comparten códigos muy sólidos fundamentados en una leve inclinación a la violencia, al hedonismo callejero y a similares patrones de imágen.
Tony Richardson, Ken Loach, Mike Leigh, Michael Winterbottom o Danny Boyle ya antes prefijaron un tono inglés de clase proletaria y manejaron historias de gente sencilla, asfixiados por el paro o por la anorexia mental de una sociedad gris, pacata, condenada a fracasar en la gestión de su propia felicidad y carentes de horizontes fuera del barrio, de la industria en las afueras, del bar con generosas pintas y folk en la radio, pero Shane Meadows formula un más modesto ejercicio de iniciación, tiene una voz propia, deshaciéndose con orgullo de toda influencia del realismo británico clásico (esos nombres ilustres en mayor o menor medida) y ofreciendo un modelo de cuño más moderno, dando claves psicológicas (el padre muerto en el frente de las Malvinas o Falklands) o incluso históricas (los skins despojados de racismo, pero es la extrema derecha la que los manipula y convierte en lo que hoy conocemos).
Y además Meadows pinta unos skins con ganas de pasárselo bien, colegas de su colegas, poco interesados en afear la vida más de lo que está. De hecho, la pandilla se bifurca en dos: quienes buscan buen rollo y birras de sábado noche bajo el ritmo vacilón del ska jamaicano y los que buscan armar camorra, apedrear pakis y pintar soflamas que no entienden en los pasos subterráneos de la gris ciudad en la que viven. Ambas facciones viven, no obstante, en la orfandad, despojados de vínculos familiares sólidos y arrojados a un semillero de violencia donde los fanatismos hurgan en la mediocridad para extraer miedo.
La oprimida clase trabajadora (los working class heroes de Lennon) carece de glamour, beben en botella de tercio y pasean vestidos con estilo (qué se creían) mientras la ciudad se derrumba y los aplasta. Sus hijos son perdedores confesos: Meadows concede a estos anti-héroes la humanidad que otros les negaron, les da humildad, un corazón casi.
Salvas, hurras y cañones a la interpretación: personajes que dan vida actores en estado de gracia, que actúan casi sin esfuerzo, impregnando de fe la vida rutinaria, gris y tóxica de estos losers de barrio...Thomas Turgoose, el chaval de doce años que abre y cierra la función, deja al espectador noqueado. Si pueden, vean la película en inglés, subtitulada. Ahí gana más enteros incluso.
El score del film es prodigioso (Ludovico Einaudi) y su banda sonora es una generosa compilación de ska, soul, funk y folk-rock ( Toots and The Maytals, retazos de Soft Cell, de Dexys Midnight Runners...)

Los ochenta fueron jodidos, weren't they ?

3 comentarios:

Mycroft dijo...

A esta si que le tengo ganas!

Anónimo dijo...

Téngaselas, sr. Mycroft. Yo la he visto en condiciones magníficas. La he disfrutado. Se ve en la reseña. No le va a defraudar, my friend.

Anónimo dijo...

No, no defrauda, es una de las mejores pelis del año ´recientes pero está condenada a pasar inadvertida... no mola eso de hablar de skinheads verdad, Emilio?

Amy

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