11.11.24

Borgiana 23

 

Se han precisado espejos, 

blondas de seda,

puentes sobre ríos ancestrales,

poemas de Kavafis,

solos de Chet Baker,

proscenios, báculos,

altas noches con sus largos días,

espadas en Escandinavia,

tigres en Sumatra,

naufragios en el proceloso mar,  

islas en el Egeo

y un ruido de algas en un mapa muy viejo

para que mi amor te encontrara

y tu pelo viajara por mis dedos en las noches.

Yo he llegado aquí

tras dar de beber mi corazón a los pájaros.

Mi sangre ha sido instruida en el desorden.

Mis ojos han visto las lagunas estigias.

Mi boca ha pronunciado todos los verbos.

 He sido temblor,

he sido piedra,

he sido tercamente el que en la noche

vigila la inminencia de la luz,

el que ocupa la dulce majestad de la flecha

que atraviesa la piel del aire

y escribe sobre la confirmación de la herida.

Todo este dispendio de palabras

debe acercar tu mano a la mía.

Esa es la humilde vocación del poema. 

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