30.6.24

Un teatro de las sombras

 



Estoy ucrónico hoy. Hay días en que estoy distópico o utópico o anacrónico o filantrópico. Días que empiezan temprano y acaban tarde. Días de abrir mucho la boca de puro asombro y días en los que nada te conmueve ni perturba. Te salva la idea de que puede no ser fiable lo que ves. Quizá lo esté fabulando tu mente ociosa o tu mente lúbrica o tu mente multitarea. Una vez salvado, a recaudo, lejos del riesgo, piensas en qué puedes hacer para no sufrir de nuevo. Se te ocurre no salir, no poner el pie en la calle, quedarte en casa, encender la televisión, ver unas pocas temporadas de tu serie favorita, leer una novela sobre espías, cocinar pasta, ordenar el disco duro del ordenador, mudar todos los muebles de sitio. Puedes ir de una cosa a otra de modo aleatorio o seguir un patrón. Luego está el punto Jombar, la hipotética línea de acontecimientos que hubiesen sucedido de haberse dado algunas circunstancias que no terminaron por darse. Por eso a John Scottie Ferguson se le cruzan drugos recién salidos del bar lácteo Korova o el mismísimo Jack Torrance, que ha dejado el Overlook y se ha llevado con él a unos cuantos de sus inquilinos. El video es un juego de miradas. Todas abren una puerta que siempre va a quedar abierta. No sabemos si el bueno de Scottie, se curará del vértigo o si los monos ancestrales, los padres inconscientes del prodigioso plano con el que se abre 2001, una odisea del espacio son una pesadilla en su cabeza o él es la pesadilla de otro. No es fiable nada de lo que vemos. El agua del tiempo tiene la consideración etérea del pétalo cuando sucumbe al rigor del aire. Sucede sin porqué. El aire revoca su vocación de infinito cuando lo desquicia el agua, manantial de luz sin motivo hacia la gracia. El agua desciñe la consistencia de las horas, las arrebola en un tumulto de sombras. El domingo se ha levantado fresco. Ahora escucho pájaros que trenzan y destrenzan figuras en el azul tímido del cielo. El mismo cielo intimida. Hace pensar que lo de aquí abajo no sea nada más que un escenario y no podamos ver al auditorio. 

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mahleriana

buenos días, bendito gustav malher, hoy todos los pájaros pronuncian tu nombre, los más inspirados tremolan sus alas y piden al dios secreto...