Cada cosa aspira a merecer su sitio. El árbol. La luz. El reloj de la mesita de noche. Las palabras de la tribu contadas por el poeta. Mi paso por el mundo. Imperturbablemente anhelan que nada importune su estancia, pero son las palabras con las que los nombramos las que fijan ese secreto afán por perseverar, por dar con algo parecido a una casa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Frenadol blues
Andaba enredado en una página seria, qué sabrá uno, en la que se contaba amenamente que unos científicos han descubierto que el tiempo pue...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Hace algunos años o algunos cursos (los maestros confundimos esas dos medidas del tiempo), escribí este cuento para los alumnos de sexto d...
-
Tinto Brass , en cierto modo, es un viejo verde con una cámara: uno del tipo que cambia los Anales de Tácito o las Obras Completas de Giaco...
No hay comentarios:
Publicar un comentario