7.6.24

los días en urano

  




todas las muchachas célibes de sausalito toman un greyhound, viajan a la otra costa, se entrevistan con los gurús, les informan sobre el roto que llevan dentro, les dicen las palabras exactas, las han ensayado, llevan todo el viaje ensayándolas en el autobús, las saben decir en verso alejandrino, mi madre tiene los ojos verdes, la tarde del sábado está gris, no llueve, hace frío, tengo la chimenea encendida desde mil novecientos sesenta y seis, en madrid cae agua nieve, lo han dicho en televisión, escucho a miles davis en la formación clásica de kind of blue, el jazz es un biombo en el que esconderse, lo escribió cortázar, cortázar era de gatos, no he leído nada suyo sobre los conejos, es un tema no lo suficientemente tratado, tampoco consta nada sobre los conejos en la antigua grecia, ni en la poesía beat, bill evans no tiene ningún título en el que aparezca la palabra conejo, la noche en urano dura cuarenta y dos años, también los días, debe haber buena tradición de novela negra en urano, se vendrá al mundo con una novela debajo del brazo, se irá escribiendo con paciencia hasta que acuda el último muerto, el estado ideal al que aspiro es el de no quitarme el pijama en tres días, que serán tres días en la noche de urano, quién sabe, si acercas el oído al suelo de Urano escuchas el runrún de las placas tectónicas, ese ruido como de lija aplicada sin tiento a cualquier cosa que se desee pulir y exhiba una costra incómoda al roce de la yema de los dedos, la tierra debería contener un abrazo, el aire es una vulgaridad a la que se da la consideración más alta, pero no caemos jamás en la cuenta de que continuamente está ahí, espontáneo y nutricio, con piedad, con sobrecogimiento, con impensable cuidado, buscamos a dios en urano, izamos banderas con pétalos cosidos a la tela ingrávida, rezamos con el corazón ocupado por una congoja infinita, los días en urano se parecen como una resaca a otra, volvemos a casa, los vasos cómplices en la barra del bar, el humo antiguo, un blues cósmico en el cielo de la boca, la noche se cobra siempre sus aranceles  



No hay comentarios:

Las actas de las bodas de la lujuria

  Vi un ángel en un desquicio de las sombras. Era de facciones blandas y la ternura que desprendía taladraba los ojos de los árboles. Le hab...