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5 comentarios:
Explícanos el invento, Emilio.
Nada que el ojo no entienda; libros que caen; libros que en lugar de entrar, salen; el molino del río de donde proceden, imagino, Gabriel, vendría a ser la cabeza lírica, el amanuense de piedra. En todo caso, hay que verlo. La fotografía no da la talla. Saludos, abrazos.
ahhhh vale, pues entonces, sí... ahora ya lo tengo todo clarito y transparente... y sigo sin enterarme ni leyendo ni viendo... el ojo, no sé, no sé...
Pues entonces, Pulfan, vea más, observe más. No sé. Todo eso junto.
Precioso y no lo vi. La utopía llevada al grado más extremo. El tipo que lo imaginó es un genio. Y tú afortunado por tenerlo cerca.
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