3.6.08

El inagotable ingenio de la mente ociosa


Igual que Borges escribió una Historia universal de la infamia y Ian Gibson lleva lustros configurando un mapa sentimental de la Guerra Civil, alguien debería echar mano de la iconografía popular, atiborrarse del conveniente sentido del humor, grueso y campechano, por supuesto, y entregar al entretenimiento literario una historia universal del retrete. Especulo, no hablo con conocimiento del asunto, estoy al margen de todas las novedades editoriales, porque igual ya está editado el atrevimiento y el curioso y el profesional pueden acceder a los vericuetos de la moda y de la etiología humana a través de ese noble apéndice de nuestras más íntimas necesidades.
Lo que no creo que haya sido facturado, expuesto al criterio feroz de los comercios, es un estudio en profundidad sobre el comportamiento del ser humano una vez que entra en el excusado y se sienta en el refectorio de sus evacuaciones. Esa parte de la intimidad ofrece más información de la personalidad del ejecutante que muchas de las cosas que hace o deja de hacer en su tráfago diario de camino a la oficina, en el bar con los amigos o en la mesa familiar. Y como los tiempos avanzan a pasos agigantados, la industria del entretenimiento ha inventado gadgets fastuosos que se escapan del ámbito meramente informático y entran triunfantes en el cuarto de baño. He aquí uno: un Ipod íntimo donde los haya, convertido no únicamente en nuestro inseparable compañero de paseos, huésped de la mesita de noche y parte imprescindible de una maleta de viaje, sino también cómplice de nuestra más parte más privada, aquélla exenta de prisa (salvo que algún cólico nos dicte lo contrario), ésa (en definitiva) reservada en el más amplio sentido del término. Tampoco acierto a imaginar, a pesar de mi desbocada inclinación a fabular y a disfrutar con mis delirios, qué música alojar en su lujurioso disco duro. Si colocar el Requiem de Mozart para hacer trágico algún desvarío intestinal severo o una pasadita de dixieland (la Pasadena Roof Orchestra vale) para amenizar entradas cortas que no precisan alargue metafísico ni consistencia sinfónica. Cada hijo de vecino obrará, nunca mejor dicho, conforme a sus pasiones y no pongo en duda que su felicidad será más completa.
Completa el set un curioso rollo de papel higiénico con el logotipo de Apple o, si el usuario es quisquilloso con la marca del señor Gates, el anagrama de Microsoft. Colores a elegir. Todo sea por la salubridad pública.

3 comentarios:

De entre las sombras dijo...

Hola, Emilio, soy Tomás y también colaboro para Muchocine. Tengo que decirte que, por la magia de la curiosidad, he accedido hoy a tu blog y tengo que afirmar rotunda, rendida y honestamente que me apasiona tu manera de redactar. Sabes extraer el núcleo de las cosas y adornar con la dosis justa de retórica, la que al menos a mí más me entusiasma. SAólo quería que supieras esto,y que me agrada que el nivel de compañeros en la web esté tan alto....Un saludo, amigo!

Anónimo dijo...

No saben que van a inventar, pero eso de poner musica en el water me suena a pijada maxima, de todas formas siempre hay gente pa to, como decia mi abuelita, saludos, emilio, buenas tardes.

Emilio Calvo de Mora dijo...

No saben, no. Esto, por lo menos, es una pijada tecnológicamente irreprochable. Será pronto objeto de estudio en cursos de semiótica o de tecnologías aplicadas a la gilipollez capitalista. Yo qué sé. Gracias por entrar en el espejo.

Leer, leer, leer

La cosa es si lo que yo entiendo por ser feliz lo comparte alguien de un modo absolutamente íntegro. No digo alguien que te ame, con quien f...