(Steve Pyke)
Los viajes de ácido y el blues han tenido que hacer mella en su cerebro de dinosaurio, pero todavía tiene tiempo de publicar su autobiografía ( 7 millones largos de euros en pública puja ), hacer algún horroroso pinito en el cine y mantener a su banda en liza. Ni las caídas de cocoteros ni esnifarse a su padre estorban la idea fundamental de este hombre: vivir al puro límite, meterse el desierto de Arizona en vena y luego tocar el riff de Sympathy for the devil con el pitillo a medio caer delante de una feligresía enfervorecida que adora su leyenda combativa, su indiscutible malditismo.
3 comentarios:
Es un bicho que ha hecho un trato con el demonio, por lo menos, no se entiende de otra manera que siga de pie y haciendo las mismas burradas.
Es cierto que los rollings son suyos. Del todo.
Hola! Te comento que ahora me dedicaré a un blog de "Sesiones Dobles" dónde cada tres meses propondremos ver dos películas de un mismo director, igual que se hizo en su día con Wong-Kar Wai, me gustaría contar contigo. Sólo dejame un mensaje en el blog nuevo que he abierto sesionesdobles.blogspot.com.
Muchas gracias!
Como comenté en aquel viejo posteo dedicado a Charlie Watts, Richards es el amigo del diablo al que se le permite visitar el cielo. No sé cómo lo hace, pero cae bien. No importa lo cretino que pueda llegar a ser, si le necesitas estará, aunque tarde tres meses en responder a tu llamada. Cosa del malditismo, será.
Saludos, Emilio.
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