La solvencia narrativa de las películas Marvel no se atiene a cánones decimonónicos ni considera entre sus virtudes fundacionales la de agradar a amplios segmentos de la audiencia. Sus preocupaciones estéticas tampoco requieren la más sesuda (y tal vez plúmbea) intervención de un gourmet cinéfilo para entender el mensaje, pongo por caso. Aquí no hay mensaje ni preocupaciones de cuño cinéfago. El segmento alto de la audiencia, el personal ya talludito, puede abstenerse: no va a perderse absolutamente nada. Singer, Raimi y Nolan han puesto el listón Marvel a gran altura, pero todavía hay una bien nutrida nómina de cineastas sin pretensiones (Story) que tan sólo cumplen con el encargo y facturan un producto espectacular -eso no es difícil en los tiempos que vivimos- y de sencillo consumo.
Los 4 fantásticos y Silver Surfer es la película perfecta para el verano. Se trata de reunir a una pandilla de críos y darles una generosa ración de superhéroes y de mamporros siderales. Mirado así, la cinta es ejemplar: no se pierde en divagaciones sobre la soledad del héroe, no enfanga su discurso amenísimo con reflexiones sobre la bondad del ser humano. La trama se despacha en un plisplás: nada sobra y nada falta, como en una buena película de Frank Capra. Honesta y directa, pues.
Los claroscuros emocionales y psicológicos de otros héroes (Spiderman, Batman, X-men) son aquí omitidos deliberadamente del libreto. Tampoco tenemos que soportar la introducción reglamentaria: ya sabemos quién es cada uno y cómo se las gasta. Así que la trama arranca con más o menos prontitud y disfrutamos (sí) con una avalancha previsible, infantiloide y majestuosa de efectos especiales. No creo que nadie con algunos dedos de frente busque en este artefacto veraniego destinado al olvido algo más. Si a este benigno acúmulo de golosinas visuales le añadimos la intervención de Estela Plateada/Silver Surfer, pues miel sobre hojuelas, que decía mi abuela.
Si el amable lector fue fan de las historias de Stan Lee y Jack Kirby tiene asegurado el entretenimiento. Cuando quiera darse un baño de pureza, seguro que sabrá dónde acudir y qué bálsamos espirituales tomar para reconfortar su alicaída compostura.
Los claroscuros emocionales y psicológicos de otros héroes (Spiderman, Batman, X-men) son aquí omitidos deliberadamente del libreto. Tampoco tenemos que soportar la introducción reglamentaria: ya sabemos quién es cada uno y cómo se las gasta. Así que la trama arranca con más o menos prontitud y disfrutamos (sí) con una avalancha previsible, infantiloide y majestuosa de efectos especiales. No creo que nadie con algunos dedos de frente busque en este artefacto veraniego destinado al olvido algo más. Si a este benigno acúmulo de golosinas visuales le añadimos la intervención de Estela Plateada/Silver Surfer, pues miel sobre hojuelas, que decía mi abuela.
Si el amable lector fue fan de las historias de Stan Lee y Jack Kirby tiene asegurado el entretenimiento. Cuando quiera darse un baño de pureza, seguro que sabrá dónde acudir y qué bálsamos espirituales tomar para reconfortar su alicaída compostura.
4 comentarios:
Ya te dije que era peli de verano y palomitas. Mejor que la primera... Cosa no muy difícil.
Saludos
Totalmente acertada.
Palabra a palabra.
Mamporro a mamporro. Mi hijo disfrutó enormemente.
Saludos. Abrazos.
coñazo de peli, insoportable...
Y lo del bailecito para salirse del cine.
Prometo no que vuelvo.
Cumple sobradamente la función de entretener. En todo caso, cine de evasión. Coñazo si uno quiere que lo sea. Como todo. El bailecito, Indy, eso sí, te doy toda, toda la razon.
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