27.6.10

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Soy de Poe como otros son del Real Madrid o de Burgo de Osma. Ser de Poe o ser de Borges, más que una descripción de intenciones estéticas o intelectuales, es una compostura anímica y esa filiación a un modo de sentir y de contar la literatura modifica la relación que mantenemos con la realidad. La mía, al menos, es una relación conflictiva y colisiono con ella a poco que la miro de cerca. Vista de lejos, en cambio, es perfecta. Los pájaros pasan y Ana María Shua escribe un libro de metaficciones hiperbreves o Cristiano Ronaldo está dispuesto él solo a cortarle los atributos al toro de la bandera patria. Si hay una relación de conflicto entre la realidad y uno de sus usuarios, búsquenme: tengo cháchara para acabar cerrando bares. Si uno se plantea escribir de una forma firme y estable, sin depender de iluminaciones ingeniosas ni repentinas criaturas sintácticas que te piden que escribas en servilletas, en facturas de supermercado, en comprobantes de cajero automático, entonces tienes que ser de Poe o ser de Chéjov o de Carver o de Cleever o de Hemingway o de McCarthy. Ya lo he dicho. Por encima incluso que ser católico o ser de izquierdas o ser buena persona o una calamidad de ser humano. Escribir nos salva y nos condena, pero detrás de la contundencia tópica del aserto, sobrevive la certeza de que la literatura existe al tiempo que el aire o el agua o la necesidad de pasear las calles y contar el vértigo. Sobre todo contar el vértigo.
Hoy el escritor que me roba horas al sueño o a la lectura o al sencillo cómputo de las historias de los que me rodean me ha pedido que registre en el blog mi absoluta falta de pudor, el hecho incontrovertible de que cada día que pasa necesito de la escritura para no caer (ya caemos, ya caigo, ya caeré) en la mediocre felicidad de no intentar (al menos) relatarme este viaje. Luego uno se muere y entonces qué. La realidad, vista de cerca, aturde. No pienso morirme sin contar todo lo que me ha asombrado en la travesía regalada.

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4 comentarios:

Joselu dijo...

¡Qué afinidad espiritual siento en tus palabras! Escribir, escribir, sobre esta travesía, escribir hasta que no quede aliento, alimentándonos de jazz, novela negra, relación conflictiva con la realidad, no callar, mantenernos en pie, a pesar de todo, en medio del huracán... Siendo, pensando el ser, escribiendo, difrutando de esta oportunidad única que merece la pena ser relatada. Como sea, acercándonos si podemos a esa bienamada literatura de la que somos adictos.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Uno se alimenta de esas cosas. El deseo de contar lo vivido es una parte también de la ingesta. Igual una fundamental. Adictos pues. Un abrazo, Joselu.

Gramófono en la red dijo...

Hola. Me ha encantado el blog completo, y esta entrada me ha llamado mucho la atención. Te he conocido a través de www.masmusika.net

Un placer

Emilio Calvo de Mora dijo...

Hace tiempo que descuidé seguir publicando en masmusika, y lo lamento porque su mentor, Víctor, es un tío estupendo que no merecía ese desafecto por parte de gente en la que confiaba, pero... De todas maneras gracias por la entrada. Procedo a tecla seguida a visitar tu página. Un saludo.

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