La maestría de Michael Bay en el cine de acción no puede ser tomada a broma: ha levantado un imperio en el segmento del cine de entretenimiento al modo en que lo hizo Steven Spielberg ( que por cierto co-produce la cinta ) en base a muy precisos y descaradamente rentables elementos. Todos están pasados por el alambique del patriotismo ( apunte muy del gusto americano ) y a ninguno le falta una generosa ración de espectáculo visual imponente, arrollador, sincopado y exultante. No habrá nadie que vaya a ver Transformers y no salga literalmente noqueado. El apabullante despliegue de efectos especiales tumba al espectador más estricto: aquél ya previamente conjurado a boicotear cualquier sensación placentera que reciba su académico cerebro, instruido en cine de más calado, ajeno a estos blockbusters de verano que encandilan a la peña adolescente y generan escandalosos dividendos en taquilla y un circo de figuritas de burguer apoteósico.
Si alguien desea sentarse en una cómoda butaca de un cine y dejarse contaminar por una caterva espasmódica de imágenes impactantes, haga el favor de apuntarse la película en la agenda y no se verá, en modo alguno, decepcionado.
A renglón seguido de esta fanfarria de efectos, la cosa tiene su miga de humor, su punto de comedia y hasta una pequeña historia de amor con acné que funciona con pasmosa naturalidad. Y hay escenas delirantes que convencerán o al menos no disgustarán en demasía( insisto ) al crítico ácido que ya viene con las líneas escritas y sólo espera que el discurso gilipollesco de este tipo de cine confirme lo que su muy entrenada y ágil visión profesional ya había previsto: un desparrame mastodóntico de maravillas de ordenador ahombradas a un guión insulso, magro en talento y siempre demasiado largo. Apunto la escena en la que los robots de marras acuden a casa del protagonista en busca de un objeto absolutamente necesario para el correcto desarrollo de la trama. O algunos surrealistas diálogos acera de la bondad de la democracia y la masturbación como método zen de descontaminación intelectual.
El resto: Transformers es una película pesadísima. Debe ser por los metales. Se alarga sin necesidad y abusa de lo que buenamente uno acepta que agrada: la coreografía de salvajadas infográficas, la destrucción masiva de todo lo que salga al paso. Si prescindimos del lujoso aparato pirotécnico, únicamente encontramos fallas en el terreno, fracturas evidentes, limitaciones para enjuiciar este almacén de piruetas electrónicas con meridiana objetividad. Caso bien distinto sería si el entusiasmado espectador ya viene convenientemente calentado al evento por haber sido fan de la serie o fino degustador de los juguetes de marras en sus años mozos. Entonces Transformers no sólo es su película: será su biblia en pasta, su catecismo digital, su amor de verano infinito. O todo junto y engrasado con aceite sideral para que no pierde compostura el ensamblaje místico de las piezas. No es ése, no, mi caso.
El tufo americanista del director socava el interés universal de la historia, pero los adolescentes golosamente apoltronados en su butaca, devorando palomitas y sorbiedo con estruendo el refresco no precisan de semiótica ni han comprometido la calidad de su ocio con ningún catedrático de Historia del Cine que pretenda ( los hay ) machacar el cine de acción sólo por ser de acción ( género normalmente ninguneado en la historiografía y escasamente glorificado en las habituales listas de mejores películas ). Estos críos pasarán un rato inolvidable. El cine debe entretener y éste lo hace en modo mayúsculo.
¿ Que es un rollo de película ? El rollo más gordo de este verano y del verano pasado y del otro, pero hace tiempo que una película no tiene pinta de barrer en taquilla como lo va a hacer ésta. Y de eso se trata y ahí es donde Bay y Spielberg ( Dreamworks, por favor ) han puesto todo su empeño.
9 comentarios:
Soberano coñazo sin solución de disfrute.
Es verdad que hay toneladas de efectos y que todos están resueltos con oficio, pero es que tenían pasta gansa, toda la del mundo, para afinar en esos menesteres. Así que yo le pongo un cero patatero, ahora que ya no se pueden poner en las escuelas. Me ha parecido bochornoso el espectáculo de circo con soldaditos valientes defendiendo a un país imbécil con un público atontado. Yo he cometido el pecado de dejarme llevar por la publicidad. Ni es la primera vez ni tampoco me imagino que vaya a ser la ultima, pero me libero escribiendo aqui mi opinion, que igual no es compartido por nadie. Lo que tú escribes está atinado pero le das un poquito de bola, como si tuviera de verdad algo interesante por lo que ir a verla. No tiene nada. Bueno, me despido, ha sido muy largo este enrrolle para una cosa tan mala. Bye bye.
Pesada y aburrida será, en cualquier caso he leído con gusto tu reseña porque mi dinero no lo catarán, aunque eso a ellos (a Steve y al anticristo) les importa bien poco.
Michael Bay es lo peor que ha dado el cine americano en su historia. Un aborregado esbirro de Jerry B. incapaz de hilvanar dos fotogramas sin incluir un fogonazo entre ambos. Ni siquiera es un fraude, simplemente no es. O sí. Yo me refiero a él como El Anticristo, porque él ha llegado a todo esto para producirle un daño irreparable. Y de momento gana la partida. Dentro de 5 o 10 años le premiarán con un Oscar, como a Ron Howard (otro que tal baila) y entonces el círculo se habrá cerrado.
Será el metal, Emilio.
Saludos amigo, disfruta del lagarteo al sol.
Bay es el Anticristo: muy bueno. Armageddon, Pearl Harbour: son pelotazos veraniegos. Va la familia unida y salen más unidos todavía porque han resistidos juntos la adversidad bien atrincherados en la butaca, en la solemne oscuridad del cine. El mundo funciona así: nos valemos de la miseria ajena para configurar los valores y la bondad de la nuestra. Bay es un tipo listo, uno con la suficiente mala idea como para vestir su discurso tremendista, derechista-rancio, ególatra y, sobre todo, "palomitero" ( esto puede ser lo peor, Alex ) como si fuera la panacea de la buena vida, el bienestar absoluto, el cómodo simulacro de todo funciona con armonía y el sol se pone para que nosotros advirtamos, ay, su épica. Lo del descanso al sol de este que escribe tiene altibajos: pretendía escribir ( una cosa ajena a la página y que me estáocupando mucho tiempo ) pero me emboto, me tuerzo en las ideas, no me aclaro. _Será el sol, pues. De todas formas, cuando puedo, cuando se detecta alguna red bonancible en el limbo wifi, abro blogger y me meto. Saludos, amigo.
Luis, muy atinado lo de soldaditos de circo. Saludos
Pues yo tengo muchas expectativas ante esta película. Y soy fan de los Transformers desde pequeño (aunque tengo que reconocer que hace mucho que deje de ver esos dibujos).
Por otro lado, a mi Michael Bay, en lo suyo, me parece un director estupendo. Ahora, no le saquemos de hoy, pues te regala un engendro como La isla, vacía y aburrida, con pretensiones absurdas que Bay no sabe encajar en la trama.
Yo he cometido el error de ir a verla con unos amigos.
Es la peor película que he visto en mucho tiempo, con un guión lleno de agujeros y 'sin sentidos' y con escenas que me han hecho sentir hasta vergüenza ajena (como la escena en la que se presentas los autobot a ritmo de hip-hop, ha sido horrible).
A no ser que os pongan a cien los efectos 3D, las escenas de acción sin sentido y no os ponga de los nervios una historia llena de agujeros, no os recomiendo que vayáis a verla.
Yo no suelo dejar nunca una pelicula a medias y de esta me hubiera ido sin dudarlo si llego a ir solo.
En fin, espero salvar a alguien de este bodrio, y si no, no digas que no te lo avisaron ;)
Correcto, Juan; el hip hop nunca ha sido plato fuerte en un robot. Yo, a día que pasa, más cosas horribles le encuentro. Igual rehago la reseña y la destrozo más. Será cuestión de hacerlo. Un saludo y gracias por el comentario.
Joder, pos ya no me animo ehhh, que cada vez me la poneis peor.
No sea ud así, Nonasushi. Vaya a verla. Hay cosas sueltas que están bien, al menos eso creo. Hay que haberla visto para luego poder enfangarla. ¨Tan terriblemente mala no es, eso seguro.
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