Son tal vez dos parejas de moda. Por un lado, Becks y Posh, el futbolista con glamour y la spice girl sin encantos justificables. Acaban de llegar a Beverly Hills para cumplir un nuevo contrato. En realidad viven a salto de firma. No despiertan excesivas animadversiones porque no dan ruedas de prensa para airear sus aristocráticos vicios. Tampoco lo precisan. La incontinencia que les ha dado la fama y los cuartos es de tipo icónico. Son anuncios biológicos y cobran por toser o por visitar un mercado de arte egipcio en la playa de Malibú. David Beckham es un tipo que tira faltas al borde del área con primor y belleza. Esa es su tarjeta de presentación profesional. Y corre como un animal la banda o el césped que le echen. Es generoso en el esfuerzo y tiene en la discreción una virtud inconmensurable. Su fantástica fuente de ingresos es su mutabilidad, su proverbial sentido de la imagen. La esposa es el aditamento necesario para que esa imagen pública, embadurnada de popularidad incuestionable, sea cómplice de ciertos valores sociales que están bien vistos. Leí hace poco algo sobre el conformismo cultural y el genocidio de las ideas verdaderamente interesantes. La línea de pensamiento que suscita la pareja Beckham-Adams es plana en cuanto a significados: ofrece tan sólo un icono, una representación pop, una lata Campbell con carne y tatuajes de la que Warhol se sentiría especialmente orgulloso. La prensa amarilla o rosa o hepática o venérea vocingla la mudanza de los pipiolos a tierras hollywoodienses. Sabemos las hectáreas de su nueva mansión o el número de cuartos de baño para invitados. Nos informan de que hay vecinos de relumbrón y que su amigo Tom Cruise vive a tres achuchones de Porsche de la finca. Nos abastecen de informaciones tan absurdas que los mecanismos de defensa de nuestra humillada psique obra el milagro de darles empaque de relevancia y parece que en lugar de hablar de trapos, marcas de colonia y besos al borde de una piscina art-decó estemos asistiendo a una reflexión sobre democracia en Hispanoamérica. Algo parecido debe pasar con esa televisión canalla que se avitualla de las pericias lúbricas de un puñado de famosillos de saldo. Las cifras nunca engañan: todavía esa segmento de la información copa ránkings. Con quienes no van a tener carnaza es con los protagonistas de la segunda foto. Woody Allen y Scarlett Johannson. El primero es una de las mentes más lúcidas del panorama cinematográfico de los últimos treinta años. Ella es una actriz en alza, un icono pop absoluto que también hubiese engolosinado a Warhol y una de esas mujeres raramente signadas por los atributos de la belleza sin que sea, en modo alguno, una belleza absoluta. Lo que ocurre, lo que manifiesta la zozobra espiritual, ideológica y hasta sentimental que estamos atravesando es que ambas imágenes acceden en idéntica alza de valores a los ojos del espectador, que suele ser ninguneado, despojado de toda dignidad como actor de este sencillo acto de comunicación. Y eso contando con que la foto de los Beckham no ofende tanto como otras, pero está ahí, insinuando lo que está al caer, presentando la realidad embutida en una impostura que encandila al personal menos inmunizado y alarma, por su artificio, por su maquinaria fascinante de marketing, a quienes no comulgan con estas apariencias de la belleza y prefiere hocicar su bendito ocio en propuestas de menor calado social, pero infinitamente más convenientes para el recreo mental. De eso se trata: de entretener. ¿ O es algo más ?
16.7.07
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8 comentarios:
Becks es una incongnita en realidad. Posee una pierna derecha que pocas veces conoció el fútbol. Su esfuerzo en el campo de juego es irreprochable, casi inmoral para el maniquí en que se convierte una vez deja de pisar el cesped. Sin embargo, las candilejas parecen tirarle más que el olor a linimento. Será por la influencia de su esposa. Nociva influencia añado.
Woody es otra cosa. Su obsesión por tener cerca a la Johansson ha hecho realidad la fantasía del hombre de mediana edad (o de la tercera que sería su caso). Él dice que tenerla cerca le hace sentirse bien y ella lo rubrica diciendo lo mismo a propósito de él. No intercambian fluidos sino presencias, otro modo de vivir en el que las víctimas colaterales siempre serán las películas que hagan juntos: siempre por debajo de lo que podrían haber sido (y sí, incluyo "Match Point"). Supongo que estarán ocupados en otras cuestiones más importantes que en dar sentido a una tonta historia de amores cruzados ambientada en Barcelona, que será otra simpatica mediocridad, me temo. Por cierto, del poco interés de Woody por el proyecto da fe el inenarrable guión original (afortunadamente enmendado) de la cinta barcelonesa, protagonizada originalmente por una Bardem torero empeñado en seducir a dos rubias guiris abusando de todos los tópicos al uso. De qué me suena esto...
Saludos, Emilio.
¿Pepito Piscinas ? A eso me suena ese sonsonete de toreros y ligoncetes de librillo y catecismo, pero todo se andará. De todas formas, Woody es un tipo suertudo, uno con el que estaría estupendamente dar unos paseos por los bares de Barcelona y que nos cuente el curriculum atropellada y fabulosamente.
Saludos, Alex.
Beckham es un anuncio con patas. Todo se transforma en su condición bípeda. Su mujer, un cero a la izquierda, uno muy estilizado y canijo. Woody Allen es un viejo verde con verborrea de intelectual desencantado de todo. La Scarlett es mi pasión particular y por ella beben los vientos mis amaneceres y mis copitas de licor por las tardes, cuando pienso en lo desdichado que soy sin un amor como ella que me relaje y me de mimitos a la caída de la tarde.
En fin. No somo0s nadie.
Aquí valen todos menos la mujer del futbolista. No sé qué ha hecho en este mundo aparte de cantar el Wannabe de las spicegirls y acompañar a su marido a los fiestorros que paga el dinero. Me da asco la tipa. No puedo evitarlo. Los otros hacen su trabajo y lo hacen como mejor pueden. Pero esa mujer escurrida y pija que nos estropea el almuerzo casi todos los días por la tele no tiene hueco en ningún sitio. Que haga algo y entonces entra en la foto. Mientras es un añadido.
Sólo por las gafas de pasta y el tartamudeo Allen ha pasado a la historia del cine. Scarlett tiene un futuro enorme. Los otros dos, no me interesan en absoluto. Nada. Fantástico blog, Emilio. Adictivo.
Sí, Walter, por las gafas ya valdría un libro entero y un blog completo. Scarlett tiene un futuro enorme, pero estas cosas nunca se saben. Ha habido muchas Scarletts recientes que luego han sido espuma en fotogramas. Los Beckham era el aditamento pictórico para nivelar o desnivelar la balanza veraniega. Sólo eso.
Gracias por entrar en la página.
Si lo sé no pongo a Beckham. Veo que no hay consenso en su ingreso en el comentario. No hay problema. Sirve para compensar el peso de la entrada.
Juega hoy Beckham y pagan una millonada por verlo correr diez minutos, leo en la prensa.
Están locos estos yankees.
Idiotas también.
¿ Nosotros somos tan distintos ?
Terry del Chelsea cobra casi diez millones de euros por temporada.
¿ Y Tom Cruise, qué cobra ? ¿ Y Tiger Woods ?
Yo tiro a trompicones con mi nónima de obrero cualificado, pero no bien remunerado.
¿ Qué hice mal ?
Admito tatuajes y mi novia está canija como la de Beckham y además tiene las tetas infinitamente más grandes.
Se admiten postores.
No soy abusón.
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