El amanuense digital pillado en un arrebato creativo.
Recuerdo que hace un año por estas fechas me rompí el dedo del pie. Lejos de perderme en lamentaciones y monólogos blasfemos, decidí cosas que me gustan y a las que normalmente no dedico el tiempo que merecen. Leer y ver cine. El incidente óseo me sorprendió de vacaciones en la playa y me sentí como Edmundo Dantés en su castillo de If, si bien yo tenía un portátil a mano y una conexión rápida a la red, generosa contribución a la causa de un cuñado fantástico que tengo. Presa del tedio y azuzado por Víctor Trujillo, demiurgo impecable de Muchocine, una página formidable para estar al día sobre películas, abrí este blog que empezó siendo de cine y ha acabado convirtiéndose en una especie de diario de este activista mental por el que me tengo. Luego hay que afinar el pensamiento y revisar los dislates de la escritura, los ripios, las cabalgaduras fonéticas y todos los vicios semánticos y sintácticos de los que uno se acaba de retirar nunca. Todas las buenas intenciones terminan después despeñadas, descarriladas, arrumbadas estrepitosamente, al menos para mí. En fin...
El Espejo de los Sueños, tal es su nombre, nostalgia de un libro de poesía que la Diputación de Córdoba tuvo a bien publicarme hace ya unos años, ha crecido hasta llegar a las 500 entradas. Nada de fanfarrias, no vienen al caso ni tampoco sabría cómo mutarlas a texto. Me vale la libertad absoluta de escribir lo que me viene en gana y alojarlo en este diario. También el júbilo pequeñito de ver cómo los usuarios crecen en el chivato que me informa sobre sus visitas. Gente que viene y repite y hasta tiene el detalle de dejarme un comentario a pie de entrada. Mañana empezamos otra vez. Este acceso sentimental finaliza aquí. Todavía estoy a tiempo de no publicarlo.
13 comentarios:
el hijo de tm le desea felicidades por proeza tan grande.
Aquí estaremos a pie de blog para leer sus asuntos con la atención que merecen, mucha, casi siempre.
eL LIBRO se puede encontrar en alguna libreria o biblioteca ? me parece interesante echarle un ojo despues de haber visto tu, dejame decirlo, estupenda pagina...
dime por favor
ELENA ARROYO POZO
viví en córdoba hace muchos años y recuerdo la intensa actividad poetica de grupos como cantico, pero de eso hace mucho tiempo, más del que quisiera...
he recuperado parte de esa memoria poética con esta página y de pronto el recuerdo de aquel movimiento que me trae, cómo no, excelentes recuerdos. El pasado es muy malo si se pone frente a uno y le hace ver que ya tiene una edad de verdad avanzada, lo cual es mi caso. No he vuelto a Córdoba, pero he vivido cerca muchos años. Un saludo y a seguir con 500 posts más. Entraré de vez en cuando y no dude que leeré atentaemtne lo que escriba.
Pronto te quiero con quinientos mas. Besitos. Abur, como dices tú.
Ya 500!!!. Felicidades y gracías.
Un blog como éste ya con unas visitas es una cosa seria que no puede dejarse a medio camino. ¿ a medio camino de qué ?, pero le aseguro vida futura. Enhorabuena, y a seguir.
pues estamos de enhorabuena... ¿ no ocupa esto mucho tiempo, de verdad ?
De todas formas, muy currado el asunto y con mucha información. Ya paramos el peloteo bloguero.
En estos momentos sólo puedo desearle buenas tardes y feliz siesta. Yo voy a proceder a recogerme de la realidad y a soñar con ovejas eléctricas o caballos de mimbre con espumaderas sicoanalíticas. Si eso es así, vayan mis saludos.
ACUDO MAÑANA.
Hace dos años, en verano también, me rompí, una vez más, el ligamento de mi tobillo derecho. Viene de largo, la primera vez sirvió para echar por tierra mi discutible futuro como mediofondista (aunque en realidad formar parte del equipo de mi instituto y ocasionalmente de la selección autonómica de Madrid tenía una única y éxitosa función: atraer a las chicas). Las siguientes ocasiones ocurrieron de modos variados. En la cuarta y de momento última, el mastuerzo de médico que me atendió me dijo que a la próxima me quedaría cojo. Así, sin ambajes. Cuestión que me importa bien poco pues mantengo mi ritual de correr 5 o 6 kilómetros diarios en un tortuoso parque cercano a mi casa. En fin, a lo que iba, durante el mes y medio de convalecencia me ocurrió algo similar a lo que narras. De hecho, incluso los elementos parecían guíar esas intenciones. Recuerdo un día de tormenta en el que regresé a casa empapado tras tratar de huir de una inesperada tormenta a paso de muleta, y me encontré con Frasier Crane en la pantalla de la televisión con las mismas muletas y la misma cuestión: cómo aprovechar ese tiempo de gracia. Tú decidiste comunicarte mediante un blog. Yo, por entonces, ya tenía uno, personal, que mantenía lejos de ojos indiscretos. Hoy, dos años después, sigo sin saber muy bien para qué coño sirve un blog. Tal vez para escribir comentarios gilipollas (y kilométricos) como éste que nada aportan y en nada enriquecen. No sé. En cualquier caso, que tu vida virtual sea larga, si así lo deseas y que tu libro mantenga, como mínimo, el nivel de interés que ha despertado hasta ahora.
500 entradas puede parecer mucho o poco. Eso es irrelevante, lo importante, como sabrás, es que al menos una persona crea en ti, como dijo Greg Dark. Adaptado para la ocasión: que al menos a una persona le parezca interesante lo que cuentas.
Saludos, Emilio y que pronto esos 500 sean 1000.
No sé el puerto de este barco, lo cual me parece una frase malisima, pero conveniente.
Escribo como respiro o como ando o como bebo cerveza fresquita en verano o como leo o como veo cine o como amo o como paseo a orillas del mar o como duermo o como tomo café en terrazas leyendo la prensa. Cosas que no me suponen esfuerzo alguno. Ninguno. Escribo a vuelatecla sobre la plantilla del blogger y jamás ( nunca ) releo ni corrijo nada de lo que escribo. No lo he hecho nunca. Escribo para mí principalmente, pero siempre hay un lector, uno anónimo que en alguna parte siente, padece o se emociona contigo. De eso se trata. Agradezco las adherencias por haber tenido yo la ocurrencia de escribir sobre los 500 posts. Podrían ser mil dentro de un año y escribiría, a modo de excusa, esta misma letanías sobre mi querencia a la escritura y mi absoluta certeza de que escribiré mucho en lo que me quede de vida. A no ser que un rayo cósmico me sacuda la sesera y me quede tonto en una calle mientras la gente pasea y discute sobre la utilidad de las palabras.
Mientras tanto, vértigo.
( Borges, Alex, empezó a escribir su prosa de índola fantástica cuando cayó escaleras abajo: fue una prueba para ver la eficiencia de su cabeza, que creía ya indefectiblemente desastrada por el trompazo. No es, claro, nuestro caso, pero falta el azar para mover el mundo. Ningún dios, el azar, eso tan sólo )
Ah, el espejo de los sueños, el libro, el librito, tiene ya 22 años.
Elena, el libro no es posible ya encontrarlo. Fue hace mucho y la edición fue muy corta.
A todos los demás, insisto, gracias por los ánimos. Así da gusto, sí señor.
Vaya con el espejo, Emilio, cuánta gente, cómo ha crecido... Y caben todavía 500 más... como ves.
Abrazos.
Manolo
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