29.3.11

La última canción del mundo



Hay pocas canciones que me llenen más que ésta. Hace más tiempo del que quiero recordar escuché a un amago de amigo, es un decir, lamentar la escasa calidad de los divos del rock en lo que es voz, en la calidad del instrumento natural con el que se expresaban. Creo que no hay nadie que cante como Joe Cocker. Y posiblemente, a pesar de la cantidad de clones que la industria oferta para cubrir la baja de los antiguos en los hits parades, no haya nunca otro. Nadie va a cantar You are so beautiful como si se fuese a morir en la última línea. Está bien, ahora que lo pienso, hacer algo como si fuese lo último que se vaya a hacer. Está bien, concluyo, hacer algo como si uno no tuviese otra cosa que hacer en este bendito mundo. Joe Cocker canta You are so beautiful como si fuese la única canción del mundo. Como si ya se acabase el tiempo. Como si no hubiera más allá.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Deben ser las casualidades que mueven el mundo pero esta mañana un amigo también me habló de lo mal que canta Cocker. Estoy por mandarle el correo con este comentario tuyo y el video, por supuesto. Para que aprenda. Buen comentario, además. Ya volveremos con más tiempo. Se le saluda y se le agradece la "ayuda"...


Mikel Urquiza

Miguel Cobo dijo...

Cocker se bebe la vida y luego la canta. Se rompe, desgarra la voz, suda la camiseta y se entrega para arrastarnos en una vorágine de sentimientos que cuajan en emoción, en colesterol bueno. Joe Cocker y Janis Joplin, las voces blancas de las almas negras o viceversa. Imprescindibles.

Una vez más en sintonía, mon ami.
(Cántala otra vez, Joe)

El Doctor dijo...

Cocker es sublime.Su resurgiiento en los ochenta me parece admirable.Eso que él ya cantaba en los 60.
Hoy se ha superado,mi querido amigo,tanto usted como Cocker.
Un fuerte abrazo,amigo.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Hazlo, Mikel.
Cocker es sublime como escriba alguien por aquí. No lo es siempre, pero cuando accede a ese grado de genialidad, es incomparable. No hay nadie como él.

Se la bebió, Miguel. Ya está templado y vivie en un rancho en California bien rodeado de vacas y de bebidas isotónicas. Pero se la bebió. Dejó las destilerías de Escocia con las existencias mermadas. El don de la ebriedad. La Jolin es carne hermana. Sacrificada, en este caso.

Uno escribe más suelto cuando el tema le viene cerca. Éste está bien adentro, Francisco. Y Cocker, sublime en esto, en tanto... Mad men and english dogs... Qué discazo...

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