Uno acude siempre a los Goya con la desgana de lo visto. Se apalanca en el sillón con orejas y observa el desfile nominal del cine patrio. Salvo algún desliz ahora salvable, este año he visto más películas españolas que nunca: eso te capacita para el disfrute académico, pero siempre hay detalles que condenan el júbilo, minucias que relevan el entusiasmo y terminan por convencernos de que la primera idea es la que vale y más hubiera valido meter en la bandeja del DVD algún capricho, y no necesariamente made in Spain. Lo mismo que expongo para los Goya aplíquese para los Óscars, con la diferencia de que el expolio que producen los premios americanos a nuestro sueño es mayor. En lo que coinciden los premiados de allá y los de acá es en las dedicatorias, en ese noble arte que consiste en ser brillante y decir en cinco frases todo lo que llevas dentro. Y hay gente que lleva dentro muchísimo. Anoche ganó Camino, pero ésa es la impresión sensible, la que proviene del recitado de galardones en el escenario, pero quien se llevó la plana mayor de honores fue la familia, ese pequeño ejército de madres, padres, hermanos, hijos y chicas y chicos que soportan que el galardonado, en vez de ser maestro de escuela o fresador, se haya dedicado al séptimo arte.
Y entonces piensa uno en Camino, esa fábula lastimosamente verídica sobre el fanatismo y sobre la torpeza moral a la que unos acceden desde los presupuestos de la fe más extrema, y piensa si la familia de la que hablan todos los homenajeados responde a este tipo de familia o a otra. Luego estuvo el cine, claro, pero a mí me viene hoy justamente todo lo que no es cine. Me viene El Langui, que no es actor y se lleva un premio por hacer de sí mismo, aunque hubo montones de actores que jamás hicieron otra cosa que hacer de sí mismos delante de las cámaras (pienso ahora en el primer Antonio Resines). Me viene Nerea Camacho, que se lleva los aplausos y mi particular devoción cinéfila. Lo que se escapa de toda posibilidad de raciocinio (qué premio mira a la razón) es que Benicio del Toro (recién aterrizado) gane. Que Pe (recién aterrizada) gane. Raúl Arévalo, Jordi Dauder y José Ángel Egido estaban allí, en las butacas, sin sotana, pero Jordi Dauder se despachó (con elegancia) a gusto y tomó distancia del rol que interpreta en Camino cuando le dieron su (merecido) premio. También el gerifalte de la Sexta (Mediapro), productor de Camino, se retrató como quiso: puso en el mismo saco al matrimonio, a la tutela de los hijos adolescentes y al Opus Dei. Más tarde me acosté y soñé con la niña Camino en esos paisajes lisérgicos que dibujan la vida real en la película. Más quisiéramos que lo otro fuese ficción.
4 comentarios:
También yo soñé con la preciosa Nerea la noche del día que vi CAMINO. Desde luego, la más premiable en un pack de 4 irregulares títulos, algunos hasta olvidables. Lo más triste no fue que Benicio y Pe fueranpremiados (méritos tenían los dos). Fue el chorreo de provincianismo del que hacemos gala (lo siento por tu modelito fashion, Paz Vega, eres igual de paleta) año tras año, la Machi haciendo bromas apagadas, sin gracia, agasajando a del Toro como si fuera el summum del glamour y el prestigio para la gala. Triste para llorar lo del guión, que iba ágil pero sin chicha...y los graciosos de turno sin ninguna gracia (Santi Millán, Corbacho...). La Velasco, vieja momia haciendo la pelota a Cerezo, por si cae algún papelón crepuscular...en fin, paro porque estoy lolorando ya.
Me quedo con la tremenda elegancia de Carme Elías, actriz que parece actriz y no estrella ávida de flashes, lo suyo era saber estar y lucir un vestido. La amo, por lo de Camino y por ser tan profesional fuera de saraos varios.
Y me quedo con Maribel Verdú, de amarillo y fascinante, recién llegada de su función teatral, que el domingo pasado pude ver en el teatro Alcázar y que hizo que la amara aún más.
Poco más de entre lo demás.
Un saludo
Yo la vi, Camino, días antes de los Goya. Me faltaba. Y la tengo como una pequeña obra de arte, en muchos sentidos.
Carme Elías tiene empaque de actriz.
Maribel lleva toda la vida, que yo recuerde, en primer plano de nuestro cine, del teatro. Eso, en esa profesión, es mucho. Te envidio por vivir donde vives y poder ver las cosas que ves. Sinceramente.
Lo de Jess Franco se me pasó en mi post. Merece post aparte. Lo tendrá.
Saludos, amigo.
Sabes lo que pienso de "Camino". Película valiente y brillante que pega de hostias con el muro que ha levantado el cine español en torno a sí. Dicen que soñar no cuesta nada y mienten. Soñar, en el caso de "Camino" cuesta siete euros. Siete euros que podrías ahorrarte en el caso de la mayoría de las nominadas.
La ceremonia, bueno, pues eso...
Ayer, en los premios Goya, la familia fue la homenajeada. Y creo que la familia de Alexia también se merece un homenaje. Porque convivir con el dolor extremo no es fácil. Y porque sin aspavientos ni gritos, sí es cierto que para los cristianos el dolor es redentor aunque cueste comprenderlo. Nunca el dolor por el dolor, porque aliviarlo es lo primero... Pero sí poder ver en Cristo en la cruz, una mano tendida hacia todo el que sufre. Una mano que descubre el camino del Amor, el camino del abrazo y el camino de la felicidad verdadera.
Creo que la película habrá hecho mucho bien. Y creo que quien mira con sinceridad su interior descubre también los valores por los que esta vida merece la pena ser vivida. Y esos valores están muy lejos del fanatismo porque el fanatismo no tiene nada de cristiano.
Dios nos creó libres para que libremente pudiéramos descubrir el Amor.
Y me uno a la elegancia de Carmen Elías.La única elegante.
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