En una pieza que Rafael Argullol consigna en su espléndido dietario Poema dice creer en los dioses transitorios que él mismo ha creado, si se le pregunta si es ateo o agnóstico y no siendo lo uno ni lo otro. La encuesta a la que se aplica no permite explayarse: son casillas que hay que cumplimentar. La vida a veces tiene ese aspecto de formulario en el que no cabe la periferia, el dar cuartel a lo que no es posible fijar en una respuesta corta y, por tanto, insatisfactoria. No sé bien qué es un dios transitorio, pero tengo algunos con los que azarosamente trabo una amistad extraña, también imponderable en su cartesiano recuento sin propósito. Porque cualquier pregunta es siempre más corta que cualquier respuesta. Porque algún dios contendrá la extensión de todas las preguntas y de todas las respuestas.