27.7.21

Elogio de la risa

 


“La alegría de un hombre es su rasgo más revelador, juntamente con los pies y las manos. Hay caracteres que uno no llega a penetrar, pero un día ese hombre estalla en una risa bien franca, y he aquí de golpe todo su carácter desplegado delante de uno. Tan sólo las personas que gozan del desarrollo más elevado y más feliz pueden tener una alegría comunicativa, es decir, irresistible y buena. No quiero hablar del desarrollo intelectual, sino del carácter, del conjunto del hombre. Por eso si quieren ustedes estudiar a un hombre y conocer su alma, no presten atención a la forma que tenga de callarse, de hablar, de llorar, o a la forma en que se conmueva por las más nobles ideas. Miradlo más bien cuando ríe."

Fiodor Dostoievski 

Salvo lo de las manos y los pies, doy la más entera aprobación al señor Dostoievski, qué osadía la mía. Por fortuna, he visto a más gente reír que llorar, lo que me da un bagaje útil en el recado de pesar una cosa y la otra. Hay una franqueza que no se deja corromper por nada cuando uno irrumpe a reír. Es de adentro de donde aflora la risa. La sonrisa es una emanación de la felicidad de menor fuste, no revela mucho, apenas informa del estado de quien la airea. Reír, en cambio, pone a funcionar al cuerpo entero: lo somete, hace de él un objeto obediente. Reímos a ciegas, sin pensar en las consecuencias. Incluso reímos por no llorar, como dice el refrán. Y tengo la idea de que ambas disciplinas del ánimo se abrazan sin pudor en su extremo. Lágrimas que no tienen el arresto duro e implacable de la pena. Risas que se desbocan y ocupan el lugar que no les pertenece, quién sabrá la topografía de estos asuntos. Al reír, en ese acto puro, se limpiará algo que continuaría sucio si no concurriera la maquinaria ciega de esa risa. Sigo pensando que es más fácil (infinitamente, sin discusión) hacer reír que hacer llorar. Comedia y tragedia avanzan juntas, tampoco eso es susceptible de duda. No sé el porqué de la falta de afecto hacia la comedia (la risa) en su estudio: es lo patético lo que viste en las sesudas bibliografías. La risa es menos ética. dirán. Un asunto filosófico muy divertido. Me acuerdo de Umberto Eco. Jorge de Burgos, el bibliotecario ciego de El nombre de la rosa, es decir, Eco en un tributo a Borges, la consideró enemigo de la fe. La risa mata el miedo. Sin miedo no puede haber fe. Si no se teme al diablo, no hay necesidad de Dios. Esos o parecidas eran sus argumentos, contados a Guillermo de Baskerville. Hoy vi a dos riéndose de tan buena gana que, sin entrar en la conversación que entablaban, pensé si yo no acabaría, sentado cerca de ellos, a reír también. Para ahuyentar el miedo, por qué no. Era contagio puro. No había nadie que, al verlos, no sonriera. No sé qué hubiese pasado si de pronto fuese el llanto lo que les ocupara.

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