19.1.19
Dibucedario de Ramón Besonías 7 / H de Hitchcock
Hay objetos que llevan toda la vida con nosotros y a los que no se les hace mayor aprecio que la utilidad que reportan; existen sin más consideración, por decirlo concisamente, pero de pronto cobran vida, adquieren un sentido del que antes carecían y nos hacen pensar en un solo objeto, un objeto arquetípico, portador de un significado concreto. Uno de ellos es la cortina de un cuarto de baño cualquiera, no importa el color ni su calidad, si está estropeada por el uso o recién adquirida y colgada. Es la cortina de la ducha de una habitación en el motel Bates de Psicosis. En adelante, las cortinas de las duchas son de Hitchcock: nadie más tiene propiedad sobre ellas, le pertenecen sin ninguna discusión posterior. También es suya el agua que cae y la coreografía del cuchillo, que no ofrece en ningún momento la obscenidad de entrar y salir en la carne de la desavisada señorita, sino que lo confía todo a la música, un desquicio de violines maravilloso y aterrador que sugiere más y aterra más que todo el cine gore adolescente. Todas las cortinas son la cortina tras la que es asesinada Marion Crane por el tarado Norman Bates. Todos los moteles perdidos en mitad de la noche son el motel de Psicosis. Todos los sótanos tienen una madre muerta sentada en una silla de ruedas.
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