26.1.19

Dibucedario de Ramón Besonías 15 / W de Woody Allen


Las malas películas de Woody Allen me parecen buenas. Hasta hay días míos que no soporto y a los que debo la gratitud de que existan. Woody Allen, a pesar de las habladurías, es una parte de mi galería de personajes honorables.  He escrito personaje a sabiendas. A veces pienso que Woody Allen no es un ser real, un individuo que toca el clarinete, titubea al hablar (en el cine y en la realidad, se desquicia con su madre, ama el sexo casi por encima de todas las cosas, piensa en la muerte sin que eso le arredre su afán de vivir, adora a Ingmar Bergman, está enamorado de Manhattan, mete cuando puede un rabino en sus comedias, se vuelve loco con el jazz de las grandes orquestas de los cuarenta y ocupa titulares por razones que no tienen nada que ver (o sí, a ver cómo podría saber yo algo más de lo que se me cuenta) con la imagen que exhibe. No es todos esos woodyallens y es todos ellos de un modo maravilloso y proteico. No hace la misma película, a pesar de lo que algunos entendidos proclaman. Cada una de sus películas, incluso siendo la misma, es diferente. Yo las he visto todas, algunas más de una vez. Va para doce años que en la cabecera de mi blog (El espejo de los sueños, un diario de jazz, cine y poesía) mantengo la imagen de Manhattan. No la cambio. Estará ahí hasta que cierre la página y no escriba más. No la quitaré nunca. De algún modo, cada mañana, cuando escribe en ella, me siento en Manhattan. Iré algún día.

1 comentario:

JLO dijo...

coincido en esa empatía total con el hombre. personaje o lo que sea que sea....

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