28.11.10

Cuerpo



Ayer contemplé otra vez la belleza inconsolable de Ingrid Bergman. Pensé en cómo se matrimoniaba esa belleza con el talento. No pienso así cuando veo a Peter Lorre o a Charles Laughton, dos de mis actores favoritos. Pienso en el atractivo casi infantil de Norah Jones y no me fijo en lo poco agraciado que es Tom Waits. Ah claro, es que a Tom Waits le va ese aspecto retorcido, ese gesto al que le han extirpado el control y campa intoxicado de vértigo: le va el temblor, le va la fiebre. Michael Buble, ese crooner de diseño al que le acompaña una voz perfecta pero sin drama, es un hombre al que jamás encomendaríamos que cantase el repertorio de Kurt Weill. Somos crueles, pero exigimos una devastación del cuerpo, un sacrificio. Los registros más hondos del alma humana no se entregan a quienes puedan distraernos. Tal vez debamos cerrar los sentidos y abrir únicamente el alma. Sin la traba de lo físico.
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5 comentarios:

xabipop dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
X dijo...

Escuché hace mucho tiempo decir que hay planos de la Bergman en los que parece como si le hubiesen insertado dos farolillos en ambos ojos tras sus retinas, pues es impresionante el brillo que de ellos emana. Casablanca es un gran ejemplo, pero no el único. ¿Sabes? Yo crecí con un cuadro del rostro de la Bergman en mi dormitorio, con éso te digo bastante.

Bueno, a de decir verdad yo quise pasar a comentar más de un post anterior que se me escapó y con el que me quedé con las ganas. Llevas entre manos una verdadera locomotora a todo gas a la que sigo enganchado como puedo a la manilla del último vagón con medio cuerpo fuera, pero cuyo esfuerzo recompensa sólo por compartir algunos de esos antídotos que yo manejo también en mi refugio.

Un saludo.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Eso mismo me dijeron, exactamente eso, el otro día. Me contaron casi las mismas palabras. El brillo en los ojos. Los farolillos. El precioso blanco y negro. Y esa fue la causa para abrir el post, X.
Lo del tren se lleva muy gustosamente. Cuando se acabe la leña, quemaremos todos los vagones. Es la guerra.
Un saludo.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Eso mismo me dijeron, exactamente eso, el otro día. Me contaron casi las mismas palabras. El brillo en los ojos. Los farolillos. El precioso blanco y negro. Y esa fue la causa para abrir el post, X.
Lo del tren se lleva muy gustosamente. Cuando se acabe la leña, quemaremos todos los vagones. Es la guerra.
Un saludo.

alex dijo...

En realidad todo es una cuestión de percepción. Waits me parece atractivo del mismo modo que Ingrid Bergman lo es de una forma casi insultante. Es aquello que afirma que el mundo se compone de aquello que eres capaz de ver. O de aquello que quieres ver. Lo demás nos sobra. Per example, para mí Cachuli es invisible. Lo único que siento es haber tardado tanto tiempo en aprender a moldear mi universo privado.

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