2.10.08

Dexter, el caníbal filantrópico


Dexter Morgan es mi caníbal favorito. No tiene la enjundia intelectual de Hannibal Lecter. No se rige por impulsos y jamás le traiciona la ambición. Lejos de que la realidad le aturda, Dexter es feliz a su manera. Carece de pudor y se refugia en el anonimato, en la sombra, en la zona invisible en donde degustar sus trofeos, la sangre registrada a modo de palimpsesto orgánico.
Dexter es razonablemente inmune al desaliento y no le descabalga de su empresa justiciera ningún sentimiento. De hecho recela de las emociones y forja su máscara a conciencia, consciente de que únicamente debajo de esa representación pública puede administrar sus vicios con mayor desperpajo. Es, a su modo, un actor representando infinitamente un texto a sabiendas de que el texto le ocupará, en la mejor de la opciones, el resto de su vida. En este sentido, este psicópata tierno y conversador, incapaz de hacer el mal a quien no lo merece, me recuerda la frase genial de Groucho Marx. Aquélla de no entrar en un club donde dejen entrar a gente como yo. Dexter es único y no hay club que aloje a desquiciados tan presentables como él.
Mediocre por tramos, sin saber a qué lado de la moneda decantar el tono general, la serie de Showtime se crece en los monólogos de este héroe invertido y es coherente en la construcción de arquetipos y en la resolución de la alambicada trama. Más interesados en no traicionar el suspense, la hilazón narrativa que sostiene la evolución psicológica del personaje, los guionistas han escamoteado mala leche y donde debieran haber hurgado para encontrar la bilis del monstruo han aliñado un mejunje melodramático excesivamente lastrado, de una credibilidad neutra, que sólo se compensa con los episodios freudianos y el espejismo de estar a un lado y, al mismo tiempo, al otro de la escena del crimen. Caso de que la historia acceda a la pantalla grande, imagino que se perderán los matices, los gestos, la muy bien escrita búsqueda de la felicidad que en todo momento ocupa la mente perturbada de Dexter Morgan. En todo caso, una serie más que recomendable.

3 comentarios:

Jefe Dreyfus dijo...

recomendable sin duda alguna.. lástima que cuatro no apueste más por ella, emitiéndola en horarios que hace dificil que la gente la pueda seguir.

Isabel Huete dijo...

Vi dos o tres capítulos al principio pero he de confesar que si bien el personaje me parecía inquietante por esa especie de doble personalidad en la que se mueve, o lo mueven los guionistas, la factura de la serie me pareció bastante maleja. Pero bueno, no soy una entendida...
Un besazo.

Emilio Calvo de Mora dijo...

El cine, en mayor o menor medida, suele últimamente decepcionar. Hay, sin embargo, series, no sólo hbo, que se salen... Dexter es un pequeño prodigio televisivo. Me ha tenido entretenido, y más, muchos días. Eso es mucho. Espero la temporada 3 como el que espera lluvia en sequía.

Isabel, no es que debas hacer ningún esfuerzo. Lo que no entra, no entra. Asi de tajante. Pero hay en Dexter cosas memorables, una manera de tratar las cosas muy estilizada, en su tosquedad. De verdad que es una serie muy buena.
Besotes.

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