17.11.07

Redacted: El formato de la guerra





Brian de Palma ha curioseado en Internet y ha encontrado material para montar una película incendiada de compromiso, que denuncia las guerras en general y la guerra de Irak en particular con la reconstrucción de la violación y asesinato de una niña y de su familia a manos de un grupo de soldados norteamericanos en Mamoudiyah, un poblado cerca de Bagdad. Lejos de la asepsia discursiva de Robert Redford en su reciente Leones por corderos, De Palma no denuncia que las guerras las alumbre un político neocom con banda ancha en la blackberry y altos ideales de biblia de bolsillo. Lo suyo es (ha sido) hacer cine con un mínimo de vida, películas amorosamente instaladas en el entretenimiento, en el respetuoso tributo a los maestros que lo animaron a coger una cámara (Peckinpah, Hitchcock) y a regalarnos euforia visual. Aquí se aleja de lo que podríamos esperar de su marca de la casa y aborda con entusiasmo adolescente las heridas del conflicto, heridas por cauterizar e incluso heridas que todavía no han lacerado la piel de los siempre inocentes exvotos de las batallas. El problema es que adquiere escasos compromisos con la imagen y se carga de tesis políticas, de activismo puro.
Lo que cuenta Redacted no es el expolio de la guerra: su vocación es atiborrar de imágenes incómodas al espectador para que razone la locura del conflicto y entienda que, más allá de la apisonadora mercantil de Hollywood, el cine en ocasiones puede suscitar un diálogo inteligente y remover las ideas, que a veces se anquilosan y no entran al trapo de la toma de posturas y de la manipulación mediática a la que les somete el criterio de quienes no consienten que la información fluya sin la injerencia de sus intereses.
El frío: Redacted es un alegato frío, carente de emociones. El hecho de que la realidad pueda ser configurada a capricho de ideologías y de gabinetes de crisis o de márketing no es materia nueva en el cine. Las imágenes precisan una ética. La otrora osadía estética de De Palma queda aquí reducida a un documentalismo sin alma, excesivamente lastrado por la modernidad de los formatos que procuran el contenido icónico (móviles, youtube, infrarrojos, montajes fotográficos, websites, cámaras de seguridad...) Todo eso está formidablemente montado en la cinta, pero el cine es también un asunto novelesco, que precisa de los primores de la ficción y Redacted es un falseado testimonio levantado sobre un hecho real, pero levísimamente construido sobre las emociones que ese hecho real producen en quienes lo dramatizaron. Casi nada que el director no plasmase, con mayor fortuna, en Corazones de hierro, cinta hermanada a ésta y sorpredentemente actual a raíz de las réplicas que las guerras adoptan para percutir la sonroja y la vergüenza de los pueblos. Antes Vietnam; ahora, Irak.
Brian de Palma, excepcional creador de sueños, es un cineasta más afín a la traca de fuegos de artificio que alentaron el nacimiento del séptimo arte que al instrospectivo travelling de quien, cámara al hombro, pretende capturar la esencia poética del vuelo de un ruiseñor o los trasuntos del alma humana. Sin ser ruda, la mirada de De Palma no matiza. Este simulacro de cine concienciado dialoga a dos bandas: la de la taquilla, que está perdida, y la de la crítica, que contemplará este esfuerzo como un exabrupto más político o social que estrictamente cinematográfico, más escorado a la agitación del votante ( ésa es la historia, casi no es otra) que a cuidar forma y contenido y facturar un producto de más altura.



2 comentarios:

Mycroft dijo...

Lo importante de Redacted no es la pelicula que es, sino la que no es o no le dejaron hacer:
De Palma declara que quiso hacer un documental autentico con imagenes autenticas que fueron censuradas en EEUU.
La gente que ponía la pasta parece que le dijo que si queria suicidarse profesionalmente, pusiera él los cuartos.
Depalma pensó que su propio compromiso tenía un límite, y optó por el falso documental.
Redacted es la denuncia de su propia censura, y un intento de reflejar todo el polvo que se esconde bajo la alfombra.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Sí, Mycroft, pero incluso hay un tratamiento más cinematográfico, más apegado al cine como espectáculo, dentro del documentalismo o dentro del encorsetado sistema americano de producción, poco osado, carente de la emoción del riesgo, no ya de taquilla, sino de hurgar en exceso en lo que no les gusta... De eso trato de hablar. Si con sus cuartos no ha podido hacer mejor película, podía haberse estado quieto y esperar mejor ocasión. Tampoco creo que el argumento monetario haya hecho que la balanza se incline tanto. Como película no es, como documento tampoco es. De todas formas, a De palma se le perdona todo esto por algunas de sus excelentes cintas.

Pensar la fe