25.1.07

ROCKY BALBOA : Tour final : Redención








Entre 1.976 ( Rocky ) y 1.990 ( Rocky V ) Stallone dibujó las ya previsibles y rudimentarias líneas de un personaje que le daría fama y, al tiempo, enconados litigios con el gremio de la crítica, que arrumbaba con menosprecio la franquicia del púgil Balboa al anaquel más desvencijado del videoclub de serie B más humilde.

La quema pública de esta saga salvaba milagrosamente la entrega primera, que se granjeó el aplauso de la Academia de Hollywood ( tres estatuillas: director - Avildsen -, montaje y fotografía ): Rocky era un noble trabajo sobre el mundo del boxeo con un Stallone aún sin pulir ( ni falta que hacía ) en el papel del púgil solitario y tozudo que se redimía de los peligros de la calle a base de mamporros en el cuadrilátero.






Las otras cuatro entregas insistían en lo prescindible: Balboa, sin dinero, volviendo al ring; Balboa ayudando a un amigo al que, en la cuarta, venga en Moscú; Balboa entrenando a un joven prometedor remedo de sí mismo. Ésta quinta parte es, sustancialmente, una película igual de desechable, pero contiene un sentido de la dignidad admirable del que las otra carecían por completo. Stallone, mal actor, es perro viejo en esto del cine y sabe que volcando su personalidad en la historia del personaje, o viceversa, qué sabemos, hará que los sesudos de la pluma busquen tres pies al gato y descubran, pasmados por el hallazgo, que en realidad de lo que se trata es de la verdadera historia de Sylvester Stallone, de su gloria y de su declive, de cómo la vida te puede dejar sonado, pero no tonto del todo.

El acta de defunción de este Rocky Balboa está escrita en una caligrafía sobria y abunda, pese a los tristes precedentes, en demasiados clichés: los mismos que antaño era bandera, himno y forro de todos los minutos. No evitaré advertir de cierta querencia a perpetuar las frases tremendas que parecen copiadas de cualquier novelón-pastelazo de serie B baja a lo Estefanía, pero en inglés y con lona de fondo.









Este Balboa del siglo XXI está ya fondón, vive en su restaurante, viudo, con un hijo que no le tiene en consideración. Los principios morales de este nuevo Rocky son la pasta o la redención: ambas tal vez. Ve uno en este resucitamiento una muy inteligente operación de marketing diseñada al hilo de los héroes en decadencia, del final de la vida y de la puesta de largo del mito que regresa. Stallone lo ha hecho por amor a la pasta y en el 2.007 promete una revitalización de Rambo, a la que prometo no acudir.

Suena inmarcesible Gonna fly now, la inmortal melodía de la banda sonora primigenia y vemos de nuevo a Rocky en la escalera del Museo de Arte de F¡ladelfía con la sección de viento de Bill Conti a todo trapo.

Metacinematográfica, convincente en su legítima revisión de la causa, Rocky Balboa proporcionará un rato de placer fugaz a quienes asisten con un ojo en el ya talludito Stallone y otro en la película multipremiada de 1.976.

¿ Qué hiciste tú en 1.976 cuando Stallone reventaba la nariz de Apollo Creed ? Yo estaba en Primaria, E.G.B. entonces, y escuchaba Hotel California de la The Eagles, pero eso es otra historia e igual puede contarse en otra reseña.

Ah, y las escenas de boxeo puro están logradas.




1 comentario:

Cinéfilo dijo...

Hola Emilio. Ya conocía tu blog. Iba a ofrecerte el código de los "iframes" para poner ventanas con índice o lo que se quiera. Pero no encuentro tu correo. El mío es whereswally arroba telefonica.net

Un saludo.

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.