Un arreglatejados, pobre como una rata, descubre el cofre del pirata muerto con el plano de la isla que tiene el tesoro fabuloso. No se corta un pelo y zarpa al infierno: eso es 13 Tzamenti, un viaje a las profundidades del horror del alma humana, un preciso ejercicio de disección de la ambición y de cómo ésta prefigura un destino.
Paranoia, locura, estremecimiento, un Hostel a lo bruto: la película que aúna el espíritu de moda Saw en cualquiera de sus entregas y un punto a lo Polanski del principio cuando rodaba sin escrúpulos y hacía retratos perversos de las ambiciones y del estricto código deontológico del mal en estado puro ( Cul-de-Sac y luego, menos sonoramente Chinatown ).
Hay un tono crudo, intimista, pero también están los patrones del thriller: todo muy bien
sazonado de argumentos convincentes como el guión ( irreprochable, novedoso dentro de lo trillado que está todo en esto de escribir cosas para el cine ) o la actuación de Sebastian, el protagonista, un estupendo y, por mí, desconocido George Babluani, que habla en un gesto o en un silencio entre una frase y otro que otros actores de valía con un parlamento de tres minutos.
El blanco y negro conviene a estos sentimientos turbios, manejados con frío desperpajo por un director novel, Gela Babluani, que promete ( y mucho ). ( Ojo a su nuevo, anunciada, L'Heritage ).
Recomendable para quien desee asistir a una sesión de adrenalina bien escrita, de poderosa escritura de cine negro clásico, pero transmutado ( a pesar de la apariencia a la antigua ) en modernidad absoluta. Un descubrimiento avalado por una ristra enorme de premios.
1 comentario:
una pelicula rarita, aunque igual me pillo un dia malo
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