15.5.25

Entonar las palabras



El árbol desobedece a quien lo mira. Va a su decir sin criba ni juez. Así el aire, el fuego. Están antes de que nosotros estuviéramos. Su residencia en la tierra es anterior a la palabra, que es una solicitud de comprensión hacia lo que no conocemos, pero la palabra es árbol, fuego y aire. Sabe de su facultad demiúrgica, alardea de su convocatoria de la realidad. Hasta que no se nombra, el árbol no es árbol; ni el fuego y el aire, fuego y aire. El lenguaje construye la realidad: la hace humana, la somete a la intendencia del hombre. También a su intemperie. Como la niebla que malogra la  ocupación de la distancia. Como la raíz que tantea la lubricidad de la tierra. Como el sol cuando declina y hace que comparezca la lujuria ciega de las tinieblas. Las palabras son las manos precursoras del ciego que tantea las formas para encontrar su fondo. Siempre vuelve Borges, el primer gran poeta gramático, el que se preocupó de la construcción del pensamiento. Está por ahí adentro, aunque ignoremos su presencia o ni siquiera hayamos leído ni una sola línea suya. A él le gustaba que sus estudiantes no leyeran crítica, sino que fueran a la voz de los autores, que se prendaran de su voz, de lo que solo ellos entendían, no lo entendido por cualquiera que leyese. Las palabras dicen a su manera. No todos entendemos de la misma forma las palabras verano, lujuria o rendición. Yo mismo voy de una idea a otro cuando las pronuncio en voz alta y dejo que ocupen toda mi atención o toda mi evocación. Ahora mismo verano me está resultando sumamente agradable. Pienso en noches largas en un patio andaluz o en tardes en las que perderse en la bruma dulce de una siesta o en el chapoteo de los niños en el agua de una piscina mientras el sol, inclemente, alardea de luz y, como un dios lejanísimo, ni permite que lo miremos. Pienso en el verano cuando pronuncio la palabra que lo nombra. Si espacio las sílabas (ve-ra-no) casi creo tener la propiedad de la sombra, el frescor de las mañanas, el bochorno de la flama en las aceras. 

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