14.11.10

El poeta del imperio austrohúngaro
















A Don Luis García Berlanga

Del imperio austro-húngaro, estreñido,
por falta de sonrisas verticales,
a Tombuctú, provincia del olvido,
partió do Luis, en bici de pedales.

Pero, si el arcabuz de cierta estrella
cegó a Pablo camino de Damasco,
al olor de charanga con paella
no hay Berlanga que no tome del frasco.

Y acampó en Calabuch, dos o tres meses,
entre cristianos, moros de paisano
y falleras que fallan con franceses,

y, en plena mascletá, rezando un credo,
ante el altar de un culo valenciano,
se le escapó del alma: tengo miedo.

Poema: Del imperio austro-húngaro
Libro: Ciento volando de catorce
Autor: Joaquín Sabina
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"En Bienvenido mister Marsall se dice: Es un mapa tan antiguo que todavía existe el imperio austro-húngaro; en Novio a la vista, al alumno que se examina antes que el príncipe le preguntan el imperio austro-húngaro. También recuerdo que cuando estaba terminando el rodaje de La muerte y el leñador alguien me dijo que no había metido la palabra; quedaba solo un plano de un tío arreando a un mulo que tiraba de un carro. Y metí la palabra de un modo imposible. El hombre sacudió el látigo y dijo: ¡Arre Austro-húngarooo!"

Luis García Berlanga



Hoy se ha querido morir Berlanga. Había olvidado ya el nombre de las cosas y vivía como de prestado, inventando el mundo que él había registrado en fotogramas, en historias de una mala leche antológica, que retrataban una España gris recién salida de una guerra incivil en donde ganó el malo y perdieron todos. Hoy ha muerto el maestro y al leer su fuga, curiosamente en un comentario en este mismo blog, he pensado en la palabra austrohúngaro y en un culo ocupando una pantalla entera. Ha muerto un crápula entrañable, un creador total, uno de esos raros hombres que acometen la noble empresa de filmar un siglo. Él filmó una buena parte del XX. El Imperio Austrohúngaro llora hoy su pérdida.
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3 comentarios:

Arturo Ceballos dijo...

Muy lindo homenaje, Emilio. Es una pérdida enorme para la cultura en lengua española.

alex dijo...

Afirma el psiquiatra y escritor Brian Weiss, que uno muere realmente cuando muere la última persona que te recuerda. En cierto modo, el imperio astrohúngaro murió un poco más ayer. A Berlanga le queda todavía mucho camino para morir, según tal sentencia. Tanto como los metros de celuloide que consumió.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Poco homenaje, pero me basta este, y volver a ver Plácido, como hice anoche.

Es cierto. Están vivos los que no están porque los pensamos, los traemos a la realidad íntima de la memoria, Alex....

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.