24.9.21

Dietario 199

Anoche arrancó con Leopoldo María Panero. El mejor público de un poeta en un recital es el público de Panero. Gente desquiciada, me confesó. Si Panero se bajase de su nube sería el mejor poeta de España, pero no le interesa la fama ni los manuales de Historia de la Literatura. Su diálogo es otro. La catástrofe doméstica de Panero da su sublime poesía y ahí en su nube establece su particular diálogo con la eternidad mientras bebe convulsivamente largos vasos de leche y fuma tabaco negro como si el mundo contase su regreso al silencio. Además no esta mal eso de que una familia alumbre tal cantidad de poetas. Y ninguno malo. Todos malditos, eso sí. La enfermedad es un recurso literario, Emilio. Tú estás sano y escribes sobre cine, pero el día en que enfermes empezarás a escribir de otra forma.

Yo saco de mi estantería Así se fundó Carnaby Street y pongo de fondo música a Wim Mertens (Maximizing the audience). Nada, diez minutos. Cojo el paraguas y salgo.

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Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.