10.11.21
Dietario 212
Fotografía: Samuel Sánchez, El País.
A propósito de un haiku que escribí, alguien me hizo pensar en la palabra clausura. La pensé como si fuese nueva. En ocasiones las palabras se despojan de sus ataduras semánticas y tienen una sonancia novicia. Tienes claro qué significan, pero de pronto caes en la cuenta de que hay matices que no conocías, asociaciones que reclaman y de las que no posees propiedad ni entera conciencia. Las palabras vienen a ser personas: por mucho que te precies de conocer a una, te acaba por sorprender, hace lo que no esperas, actúa como si fuese otra. Así uno mismo también. Así el recado de la vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Almodóvar c arece de pudor. Hitchcock tampoco era amigo de la contención. Cronemberg ignora la mesura y se arriesga continuamen...
-
E n ocasiones, cuando se ponía sentimental, mi padre me concedía una parte suya que no era la acostumbrada. Abría el corazón, mostrab...
No hay comentarios:
Publicar un comentario