15.1.17

Bibliotecas / 2


No hay sitio donde mejor se lea que junto a los libros. No es que se tenga uno en las manos, es la sensación de que los demás (muchos o pocos) están cerca y participan de algún modo de la lectura. Libros que consuelan sólo con saber que están disponibles. Como las personas a las que amamos. Además ninguno nos reclama una entrega exclusiva. Lo ideal es ser infiel e ir cortejando a unos y a otros. En una biblioteca la promiscuidad libresca es saludable. Basta una silla. Ni la silla es precisa, si hay suficiente deseo.

1 comentario:

Carmen Troncoso Baeza dijo...

Incluso te puedes sentar en el suelo!

La gris línea recta

  Igual que hay únicamente paisajes de los que advertimos su belleza en una película o ciudades que nos hechizan cuando nos las cuentan otro...