7.12.10

53


TEMPUS FUGIT


Lo dijeron Horacio y el Barroco:
cada hora nos va acercando un poco
más al negro cuchillo de la Parca.
¿Qué es esta vida sino un breve sueño?

Hoy lo repite, a su manera, el Marca:
en junio se retira Butragueño.

Miguel D’Ors


Uno hace balance de casi todo. Se pone a hacer cuentas o hacer corazones en un cristal y se le cae el mundo encima o se emboba al ver las nubes fatigar el cielo sin alardes. Hace balance de lo bueno y hace lo de malo, pero cuesta elegir qué fue lo que nos salvó, qué extraño azar matrimonió el júbilo a nuestro paso y qué emoción pura se eleva sobre las demás y queda ahí, expuesta, sublime, terca, imborrable. Hoy he pensado en un poema de Roger Wolfe que se llama Hay gente y que me gusta muchísimo. En él nos viene a contar (es un poema muy a su manera, narrado, envalentonado) que hay gente que se cree viva porque lee la prensa o porque hace el amor a su mujer una vez al mes o tres veces al día. Gente que toma café con los amigos y sueña pertenecer a una mafia. Se creen vivas de esa forma. Gente que tienen un piso en propiedad y un coche a plazos o una fanegas de tierra que heredó de los ancestros y que le confortan en mitad de la noche cuando le agobian los números. Gente que confía en los otros y dejan que confién en ellos. Que salen a pasear al perro y piensan en filosofía o en cómo va la liga BBVA. Gente huraña que son encantadores en la intimidad y gente encantadora en la barra de un bar y que luego espantan en casa a los suyos. Se creen vivos por estas cosas. Uno puede estar vivo por una infinidad de cosas y cada uno elige las suyas. El caso es contar con algo en mitad de esas noches de angustia. Hay ocasiones en que vale un cuerpo amado y otras en las que necesitas un poema de Ángel González o de Miguel D'Ors, aunque sea de derechas. Vale también un Jack Daniel's oyendo blues del delta o un paseo improvisado por las calles cerradas del alba. Yo aspiro a muy poco y tiendo a contentarme con las más escasas vituallas posibles. Me gusta leer el Marca o el As por la mañana y saber si Kaká vuelve para Navidad o para Semana Santa y escuchar después en el trabajo a los amigos lo que se les antoja sobre el fin de semana o sobre la eternidad. Sé de dónde vengo y con quién me rozo. A veces prefiero un poema en mitad de la noche a casi cualquier otra cosa. Uno de esos poemas que hablan sobre la fiereza de la vida, sobre el óxido cabrón de su cubierta y luego terminan bajando la testuz y hocicando los vicios en Butragueño. Yo tengo amigos a los que no conozco que levantan cabeza con la poesía. Con lo que hay dentro. Gente que está viva porque hace balance y saca poemas como quien saca un jodido ERE. Felices 53, Luis. Uno de estos días echamos una caña en mi pueblo. Vale cualquier otro. Ya lo hemos dicho algunas veces y no se ve término.

Otro de Wolfe. Para cerrar.


RELATIVIDAD



La vida a veces

es como despertarse

en medio de la noche

aturdido y confuso,

absolutamente anonadado,

forzando ojos alelados

para ver las agujas del reloj:

no acabas de darte cuenta

de si son las seis y cuarto

o van a dar las nueve y media.

La cita, en todo caso,

es la misma para todos.

De modo que ya sabes: despacito,

que esto va que se las pela.


.

2 comentarios:

Luis Felipe Comendador dijo...

Muchas gracias por tus palabras, chiquitín... tengo ya unas ganotas de esa caña...
Un abrazo fuerte.

Emilio Calvo de Mora dijo...

En todo de acuerdo, pero lo de chiquitín queda a ese lado afectivo que siempre pones en tus sustantivos, muchacho.

La gris línea recta

  Igual que hay únicamente paisajes de los que advertimos su belleza en una película o ciudades que nos hechizan cuando nos las cuentan otro...