29.10.09

Halloween 2009


José Sánchez, obispo en Guadalajara, alerta sobre la inconveniencia de que Halloween desplace costumbres cristianas. Al obispo y a la comunidad católica le incomoda ese relativismo al que el Papa suele acudir cuando proclama la debacle moral de la sociedad. No hay tal hundimiento ni un cisma de atropellos pecaminosos se cierne sobre queienes, al hilo de la moda importada, lo practican, que suelen ser (en su amplia mayoría) infantes y adolescentes, hechizados por la iconografía de la fiesta pagana.
El desplazamiento es relativo. Lo que hay, en todo caso, es una razonable alarma de las parroquias al ver cómo la normativa tradicional en asuntos de culto está siendo (únicamente en parte) desplazada por estas devociones extranjeras y, por tanto, indignas. Dicen que Halloween no es una fiesta inocente. La cristiandad tampoco lo es. Ninguna religión, en el fondo, lo es. Todas edifican su doctrinario invocando la salvación de unas almas, juego que teatralizan durante la vida del feligrés hasta que, llegada su óbito, nada hay a lo que aferrarse para comprobar la veracidad de la promesa.
Nada hay de anormal en la proclama del prelado alcarreño. No batalla contra calabazas huecas (que antes fueron nabos y su deficiente cosecha en los Estados Unidos provocó su sustitución) ni contra esqueletos. El truco y trato es una insignificancia, una afrenta a los códigos morales cristianos que se queda en un ruido diminuto, en una nimiedad. A lo que se enfrenta la Conferencia Episcopal es al negocio puro y duro, a la universal receta del trueque, al tópico ése que decía que el cliente siempre tiene razón. En asuntos de mercado y en asunto de salvación de almas. La fe tiene también su clientelismo. El alma es tóxica. La vida es tóxica. Las religiones son paternalismos acérrimos, tutelas interesadas, metáforas adictivas, letra pequeña.

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3 comentarios:

Isabel Huete dijo...

En la fiesta de los demonios la Iglesia se defiende de las calabazas. Algo no les funciona en el cerebro.
Besotes.

Anónimo dijo...

En las fiestas ajenas, la Iglesia siempre se siente disminuida. Están asustados ante lo que se les avecina con estos tiempos... No les funciona el cerebro como dice Isabel. Y patalean, jeje. Julián

Alex dijo...

Las tradiciones se desplazan, afortunadamente. La de disfrazarse en Halloween es reciente incluso en los States. Y es divertida, especialmente para los crios. Tal vez por esa razón los "tradicionalistas" (equívoco palabro para definirles), no sola la iglesia, rechazan las costumbres de "afuera". Mientras pienso que una de las pocas costumbres rechazables es el sectarismo.

Feliz Halloween con retraso...

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