25.1.10

Peter Gabriel: Scratch my back


Cada vez que oigo a Peter Gabriel oigo a Daniel Lanois o viceversa. Mentes canjeables, talentos intercambiables. Hay entre ellos un vínculo fonético casi, una especie de argamasa melódica o incluso de textura tímbrica que los hermana. Ninguno desmerece al otro. Peter Gabriel hace tiempo que se deshizo de las rutinas de la fama: se quitó del vértigo de Genesis cuando Genesis aún no se habían pervertido del todo y se ganó la adhesión infinita de un gremio de oyentes de músicas del mundo que vieron en Gabriel un gurú, un guía acústico, un mecenas de artistas perdidos en países sin rumbo a los que él condujo al suyo, que es altivo y está desconectado de modas y de giros del mercado. Por todo eso sorprende que el último disco de Peter Gabriel sea un disco de versiones: Paul Simon, Radiohead, Lou Reed, Arcade Fire, David Bowie, Talking Heads... Las ideas se las encomienda a George Martin y éste las registra con un mimo exquisito, evitando guitarras y baterías, apoyándose únicamente por una orquesta y por un delicadísimo piano. Gabriel da su voz huidiza, quebrada, que nos remite a decenas de canciones inmejorables y a su universo lúdico y terrenal, cómplice de ritmos tribales y de experimentos sonoros multidisciplinares. Sin saber que Bob Ezrin producía el disco, pensé en Pink Floyd, en Roger Waters y en esas estructuras de violínes que se alzan en mitad de la melodía y la retuercen o la manipulan hasta que uno siente el dolor de lo que el música canta. Pensé en When the tigers broke free, un tema no recogido en The Wall, pero que Roger Waters incluye en la banda sonora del film y que expresa mejor que ningún otro ese destrozo interno que a veces produce la vida.
Todo en Scratch my back es épico, íntimo, pasional: Gabriel canta como nunca y encuentra en el repertorio el instrumento ideal para que su voz fluya como otro instrumento más, al servicio de la historia, del pentagrama invisible. No hace versiones de esas piezas y casi ninguna de ellas son clásicos de sus autores salvo (tal vez) Heroes y en donde nada huele a Bowie y Philadelphia, la delicada entrega de Neil Young para la película de Jonathan Demme.
Scratch my back es también una colaboración entre artistas: todos a los que Gabriel ha pedido que le cedan una canción harán lo propio del repertorio de Gabriel y habrá disco con ese propósito compartido. I'll scratch yours será su título. Imagino que Paul Simon se sentirá más que a gusto rapiñando (líricamente) el inventario de sonidos de Gabriel y hará un Sledgehammer contundente, hipnótico. Bowie sabe caer en las genialidades ajenas y hará suya In your eyes. Especulaciones: argumentos dispersos sobre un disco tan o más interesante que éste. De lo que no cabe duda es que Peter Gabriel, siete años después de Up, sigue inspirado, luminosamente enriquecido por los trabajos de los demás. Gabriel es un mago a la hora de buscar otros magos que hilvanen sus ideas, las arreglen, las recompongan y den al disco ese aire entre lo contemplativo y lo audaz que se advierte en Heroes o en The boy in the bubble, estandartes de sus respectivos autores y que Gabriel desmenuza, rediseña y las abisma en su terruño. Las cuerdas arregladas por Metcalf y Martin contribuyen a redimensionar los espacios, a adelgazar en ocasiones el tremendismo sonoro (la pieza de Simon) o a apuntillar, por si no quedaba claro, la ternura de canciones como Philadelphia (espléndida, tal vez mi favorita, merecedora de los aplausos del agrio Young) o la austeridad de Street spirit (Fade out), el muy oscuro pasaje de los (cuando quieren) oscuros Radiohead.
Con todo, con sus limitaciones y sus bucles sentimentales, Scratch my back es un disco monumental, un arriesgado paso hacia adelante de este inquieto descubridor de músicas, hacedor de talentos, vigilante atento a los susurros del genio ajeno.
Ojalá, en ese disco prometido de versiones del repertorio de Gabriel, Talking Heads (o David Byrne, en su inevitable defecto) se arrimen a Solsbury Hill. Que Neil Young hocique (es un decir) en Diggin' in the dirt. En fin. Caprichos de oyente.


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6 comentarios:

Anónimo dijo...

La pregunta es si es mas de lo mismo. A mi Peter Gabriel me gusta mucho en So, que me impactó, pero luego hace siempre lo mismo. No se renueva. Esto de hacer "covers" igual le da aires nuevos. A propósito, ¿de dónde lo pillas tan pronto? El que no corre... vuela. Saludos y enhorabuena, de verdad, por la página, que está estupenda.
Juan Algar Espejo

Emilio Calvo de Mora dijo...

A mí me gusta Peter Gabriel siempre. En Genesis y solo. Aires nuevos, segúbn se mire. Saludos para ti.

Anónimo dijo...

xxxxxxxx

Nodisparenalpianista dijo...

¡Gran texto! Estoy preparando uno para mi garito para que se conozca este pedazo de disco. Depués de Up la cosa parecía insuperable con ese Gabriel tan bien adaptado al sonido actual (para mi que la colaboración con Massive Attack fue decisiva), pero con este disco se ha superado totalmente.

Eduardo RG dijo...

Peter es sorprendente... estoy seguro logrará sorprendernos con este nuevo disco. Se que a mucha gente talvez le gustaria escuchar al completamente NUEVO y FRESCO. Pero veamos que sale de los otros compositores, estoy seguro que saldra algo interesante, sin tener guitarras y bateria. Pero entiendo el sentir de los demas, a mi tambien me parece que por ejemplo Sting no saca algo FRESO y NUEVO hace tiempo, sus ultimos 2 albunes (uno de villancicos navideños y otro de musica altamente CLASICA) no nos dan la locura de un "Sacred Love" y claro para Peter gabriel seria como que hace tiempo no nos da la genialidad de un "US" o "UP". Igual mantengo la esperanza.

Anónimo dijo...

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