14.11.08

Mitchell walks through the clouds...



Malditismo o la natural consecuencia de una vida al borde mismo del precipicio, pero anoche encontraron a Mitch Mitchell muerto en un hotel en Portand (Oregon). Sin entrar en consideraciones forenses, fascina ese incansable imán que conduce la vida de algunas estrellas del rock a dejar sus días en la tierra de forma trágica o apelando (más antaño que ahora) a la épica salvaje de haber paseado por el lado salvaje y haber sobrevivido demasiadas veces. Siempre hay una última. El hecho de que Mitchell haya tardado casi cuarenta años en seguir la ruta de su amigo Jimi Hendrix, con el que tocó en la Hendrix Experience Band, informa de la lentitud (en ocasiones) de las maldiciones, pero no de su abandono. Guardo en mi colección de DVD's de conciertos (no muchos, la verdad, pero muy queridos) el Rock n' roll Circus, un bizarro ejercicio de rock y circo, de fantasía y blues en el que los Rolling Stones de 1.968 aliñaron la pista con Jethro Tull, Marianne Faithfull, Eric Clapton, John Lennon, Yoko Ono (qué hacía allí), Taj Mahal, The Who y este batería brioso, que galopaba los punteos de su jefe como si dos caballos hasta las trancas de anfetas hubieran decidido llegar al Valhalla por el camino más rápido. Ese es el recuerdo que guardo de Mitchell, aparte de los discos y de las emociones que el repertorio de Jimi Hendrix me ha regalado a través de los años. En ese magnífico espectáculo Mitchell se subió a su taburete con Eric Clapton, John Lennon y Keith Richards. El supergrupo se llamaba (exclusivamente para el show televisivo montado por el ingenio de Jagger) Dirty Mac.


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Yer blues, la pieza de The Beatles, fue su contribución al histórico evento. Ahora, como decía Little wing, Mitch Mitchell estará walking through the clouds....

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