Así viene a ser: máquinas de coser Sigma de hambruna con Franco presiden saloncitos pulcrísimos en mi sueño de anoche. Retrato de abuelo lejano que muere cada noche en el frente. Una virgen cosida a rezos con todo el oro de Moscú bordado en el manto. Una radio Telefunken de cuplé y doctrina, de rosario y goles de Gento que ameniza las infinitas tardes de Domingo en los inviernos que los viejos cuentan en cuanto les damos cuartel. Luego desfilan pobres de Berlanga con barba de tres días y dientes comidos por la fiebre y por el gris estable de la tristeza. Son pobres sin ira, pobres de la guerra que se han convertido en fantasmas que andan y abren la boca y bailan la copla que distrae del miedo. Esta noche a ver si cae una pin-up de los cincuenta (jaquetona, promiscua) con una juke-box inflada de blues de fondo. A ver si va bien (no albergo ilusiones) y mañana elevo el tono plomizo al que llevo unos días empujando sus lecturas.
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3 comentarios:
Los años cincuenta no se vivieron en España. En realidad se trataban de una extensión de los cuarenta.
Bravo, Emilio. Preciosa recreación. Ya sea inducida por el sueño o no.
Fue un sueño. Raro, muy raro. Como un buen sueño. Y al despertar vi la máquina Singer. ERa Singer. Todo lo demás es recreación, claro, pero la máquina estaba y los pobres andando como fantasmas. Se olían.
No cambies, no cambies, no cambies.
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