Siendo riguroso, Next incuba algunos de los más nefastos vicios que asolan el cine actual o, alejándonos por una vez del tono derrotista que va a fundamentar esta brumosa reseña, aparte del cine facturado en Hollywood y conjurado en la empresa de arrasar en taquilla, aportar poco o nada a la memoria de cualquier cinéfilo medianamente inteligente y, sobre todo, ingresar en el mercado del DVD tanto o más que lo recaudado en salas de cine. No sé la causa y puede que no me empeñe en exceso en buscarla, pero se me antoja tarea harto complicada escribir sobre lo que me asombra y me procura placer (escribir sobre las excelencias puras) y, en cambio, se me van los dedos como lagartijas nerviosas cuando me toca (hoy es el placentero día) despotricar contra algún producto de mediocridad manifiesta o ya directa y nauseabundamente malo.
Infectada por todos los males posibles y alguno más que mi pereza de siesta de miércoles me hace no alcanzar ahora, Next juega con la ventaja de no estar infringiendo ninguna ley cultural, pero debe bordear el delito y caso de que en el futuro algún organismo de inspección pública de calidad (IPC, ja) decida vetar o advertir en la carátula del terrible mal que puede causar su consumo, Next se lleva la formidable palma de oro del caos absoluto y el oso de platino en términos de aniquilación de todo cuanto huela a sencillez, clarividencia, calidad, en fin, esas cosas que hacen que la vida transite por caminos más mullidos y a todos se nos ponga el vello de punta y el alma enhiesta cuando vemos cosas bonitas en una pantalla. El gusto, el sentido común y la belleza, conceptos abstractos ausentes en este bodrio bochornoso como un coito anal en un sainete de los hermanos Álvarez Quintero.
Podemos afinar la configuración del potro de tortura lingüística acudiendo a un tópico o a doscientos, pero por una vez será un tópico ( o 200) convenientes: nuestro amigo Nicolas Cage está ya fondón, le sobran cuatro películas por año y eso que es joven y todavía tiene reaños y capacidad para levantar vuelo y reconducir una carrera que ha tenido momentos interesantes (Leaving Las Vegas) o incluso alguno indisimuladamente bueno (Adaptation). Le falta al hombre un papel que lo redima, pero va a costar mucho borrar de nuestra memoria, tan golosa, tan ampulosa cuando quiere, desastres motorizados con calavera encendida o adivinos a contrarreloj como el aquí de torpe y necio retrato.
Next se despreocupa de la coherencia narrativa y acude sin rubor a un argumento tan risible, tan fragilísimo y leve, tan a posta malo, que uno piensa, armado de un saco de buenas intenciones, que Lee Tamahori (Guerreros de antaño, su mejor film; Mulholland Falls, la brigada del sombrero, en el lado bueno y XXX: Estado de emergencia o ésta en el muladar del desastre) ha deseado con todas sus neozelandesas fuerzas caer lo suficientemente bajo como para a partir de ahí despegar y hacer algo digno. Ah, el colmo del desatino es que salga mi adorada Julianne Moore. Ahí ya se me deshicieron todos los propósitos de templanza y pensé muy seriamente no exponerme en exceso, darle acta de defunción y no asistir a una función de desprestigio tal. Todo sea por los buenos momentos que me ha dado esta estupenda actriz, aquejada también - como tantos - de ese vicio mundano que son las perras y el curro estable.
Next no es ni siquiera mala por sí misma, sino que precisa del concurso de los pecados ajenos para formular los ya musculados suyos propios. El adivino que ve el futuro cercano (dos absurdos minutos de precognición) se obstina en no ser un héroe al uso y recita adagios de trascendencia zen para camelarse - y llevarse de camino al catre - a la dama obligatoria, que no hace falta que insistamos en que es moza concupiscible, de carita mona y más aturdida en el rollo de película que un seminarista en un bang gang en Cannes (Jessica Biel). Debe ser difícil de llevar que el galán que te ronda sea, al tiempo que meloso y delicado, atento y desbordado en mimos, un mago de poderes sobrenaturales en cuya mano está salvar el mundo (EEUU incluído) o - permitidme el exceso semántico- mandarlo todo a la santa mierda.
Paréntesis: tengo que abrir en mi página - descuidado últimamente- un rinconcito en el que pinchar las peores películas de la Historia del Cine: las hechas con empeño y convertidas en puro churro.
Next (sigo hurgando) ya ha presentado credenciales y se postula en todas las más granadas candidaturas. El espectáculo del cine - noble arte, noble arte - ha tomado este intrigante camino: se hace ascos a la industria seria y se abraza con frescura de burdel al en ocasiones decente mercantislismo disfrazado de arte, al entretenimiento adulto o adolescente, entregando una generosa dosis de tedio.
Podría haber escrito un escueto Autoridades bla bla advierten sobre los peligros que entraña el consumo de este producto..., pero no se puede ir uno de la mano y acaba así. Los videoclubs viven, al cabo, de esto: de morralla, de restos, de saldo palomitero que sólo muestra los avances de la tecnología y la calidad de las nuevas teles, con sus colorínes y su surtido pack de conexiones. Yo, al tiempo, que voy recapacitando sobre mi autoestima, me abro de par en par las ventanas del pecho y dejo salir el demonio del masoquismo. Se me coló y ha estado remoloneando por mi alma desde que me eché a la cara semejante despropósito. Vete, cabrón.
9 comentarios:
Como sufrí, dios. Creo que no lo he superado...Estoy en ello
Feliz Navidad
Gracias, mi lectora inglesa. Te deseo también merry xmas and todo eso que se dice, pero que va de from the heart.
Gracias, mi lectora inglesa. Te deseo también merry xmas and todo eso que se dice, pero que va de from the heart.
Le agradezco que vele por la salud mental y espiritual de sus lectores. Seguiré a pies juntillas su consejo.
No quiero yo tanta responsabilidad, Alicia.
De todas formas, está bien que (por hoy) siga mi consejo. Sí. Yo he sufrido por ti.
La vi hace tiempo y me dejó esa extraña sensación que provoca gran parte del cine de consumo rapido americano, que es un letargo de hora y media, aunque bueno, visto de otra manera, para el insomnio no es mal remedio.
No conocia su blog, muy interesante.
Saludos!
Horrible, muy mala. Con avaricia, de hecho. Yo, que la vi en pantalla grade, puedo asegurar que las meninges se me contrajeron después del mal trago. Eso sí, el final habría entusiasmado a Philip K. Dick.
Por cierto, y hablando del Sr. Dick, creo que los productores deberían ser conscientes de que cualquier novela de Dick (cuento corto, en este caso) no puede ser llevada al cine. Hay algunas que son especialmente delicadas para tal empeño.
Y no te preocupes. No eres el único al que los malos productos hacen activarse a sus dedos. Yo disfruto despotricando mucho más que poniendo bien a una cinta. Debe ser la deformación espiritual.
NO LLEGA A PELICULA. ES UNA BROMA. DICK NO MERECE LA AFRENTA.
Publicar un comentario