6.1.21

Dibucedario 2021 / 6 / Frailecillo


 Frailecillo, por insistencia heráldica, estudió Teología, pero dejó el púlpito por el pálpito en la edad en que un cielo azul y despejado de vientos y peligros tira más que un códice escolástico. No pudiendo la fe arrastrar a la razón, Frailecillo probó fortuna en oficios de más cartesiano manejo y se afincó en un islote desprovisto de aves más iracundas que pudieran procurarle infortunios y quebrantos. Motivo de chanza entre la convecinidad por su risible cromatismo, vuela con entusiasmo, adquiriendo una altura notable para su condición. Ahí mira el mar con despectiva arrogancia y elige desprevenidos peces. Es fama que su mordida es de una extrema violencia. Algunos ornitólogos sostienen que esa extraordinaria ferocidad es singularmente apreciable por la hembra y hace que su instinto se incline por un ejemplar u otro en la danza del cortejo amoroso. Algún frailecillo descontento con estas maniobras vulgares de subsistencia, más acorde su privilegiado intelecto con la nobleza del espíritu, aspira a detentar la vicaría de su diócesis. Cada acantilado del islote tiene el suyo. Debe consignarse que ninguno  ha accedido aún a esa titularidad eclesiástica. Frailecillo descree de la providencia de la fe y ha ganado justificada reputación en las lides galantes. Su descendencia puebla riscos enteros. Poseen un amarillo más contundente en el pico y abominan del latín y de los catecismos. 

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