17.3.12

Los mil dolores pequeños de Charlie Parker








6 comentarios:

alex dijo...

La creatividad se esconde cuando no hay dolor. No se siente necesaria y se esfuma o se oculta bajo la piel. Los pequeños dolores te mantienen vivo. Al menos de esa clase de vivos que pisan la tierra y caminan sobre las nubes.

El Pájaro era (es) un genio que viaja siempre a mi derecha. Necesito tenerle a la vista para no perder la orientación que a él se le escapó una vez.

Doménica dijo...

Vuelvo a Charlie Parker haya o no haya dolor en mi corazón, pero la mejor forma, no sé si porque Parker, Charlie "Bird", era un atormentado, es cuando me siento mal y necesito darme cuenta del mal de los demás. Es una sensación extraña, que me permito escribir, pero no sabría explicar a los que me rodean. Es curioso esto de la red, Emilio. Una se pone a largar sin freno y luego se arrepiente de las cosas que escribe. Así que firmo con pseudónimo, pero tú sabrás quién soy. Estoy mal y Charlie Parker es un refugio antiaéreo, mi búnker, mi casa en la tormenta, mi cama calentita cuando los demonios vienen y quieren comerme. Ya vienen. Charlie, blow, please.

Isabel Huete dijo...

Probablemente el tormento y la creatividad sean unos primos hermanos que se necesitan de manera desesperada. Tenemos demasiados ejemplos, Bird uno de ellos, como para pensar que pueden vivir el uno sin la otra, y a la inversa.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Sin dolor no hay creación artística. No conozco ninguna fabricada con la alegría. Se repelen las dos, la alegría y la creatividad. Es así.

Julio F.

Juan Pérez Servián dijo...

Hay poco cine bueno sobre jazz. Bird me gustó a medias. Parto de que Clint es un amante del jazz y mima lo que filma, pero yo quería más música, y claro, es cine. No dejo de admirar su forma de escribir.

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.